Los Reyes rinden homenaje a la memoria de los republicanos españoles deportados en Mauthausen
La imagen de este domingo en Mauthausen era poderosa: los Reyes de España, por primera vez y entre un mar de banderas, también de la España republicana, rindiendo homenaje a los republicanos españoles que murieron, y algunos sobrevivieron, en este campo de concentración liberado hace 80 años.
Es una imagen que, al mismo tiempo, resulta incómoda para algunos familiares de quienes fueron perseguidos o abandonados a su suerte entonces por la España de Franco; incómoda para quienes mantienen viva la llama de la República y que en algunos casos decían este domingo que el gesto de la monarquía llegaba tarde.
La imagen, en fin, incide de lleno en las querellas políticas sobre la memoria y la historia, y subraya un mensaje que, no por obvio, ni asumido a lo largo de las décadas, resulta menos urgente en tiempos de ascenso de la extrema derecha y revisionismo: todo país tiene sus héroes y los republicanos de Mauthausen y otros campos en Austria son ya una parte central de la identidad y los valores de la España de 2025.
“Que la memoria de los crímenes aquí cometidos y el recuerdo de nuestros compatriotas permanezcan intactos para preservar su dignidad. Y para no olvidar nunca el horror”, escribieron los Reyes en el libro de visitas. “80 años después”, añadieron, “reafirmamos nuestro compromiso colectivo y personal con la democracia y la defensa de los derechos humanos”.
Encabezaban el desfile solemne entre los barracos cuatro supervivientes, los auténticos protagonistas de la jornada. “¡Viva la República!”, dijo alguien, mientras Felipe VI, principal participante institucional, la reina Letizia y el presidente austriaco, Alexander van der Bellen, avanzaban unos metros más atrás. Se escuchó a alguien decir: “¡Un poco de respeto, por favor!”
Pero, más allá de estos momentos, fue una jornada de serenidad y reflexión. Los Reyes conversaron al entrar en el campo con Juan Manuel Calvo y Concha Díaz, presidente y vicepresidenta de la asociación en memoria de los deportados Amical de Mauthausen. También saludaron a Dolors Font, hija de Josep Pont, soldado republicano nacido en 1903, internado al fin de la Guerra Civil en el campo francés de Agde y deportado a Mauthausen y al vecino Gusen en 1941, donde murió el 7 de noviembre del mismo año.
Tras la conversación con el Rey, Calvo explicó: “Para nosotros era importante que, por primera vez, el jefe de Estado visitase Mauthausen. Nos ha demostrado que sabe perfectamente qué fue la deportación de los republicanos”.
El presidente de la Amical añadió: “Venir aquí es un reconocimiento de que aquí estuvieron las víctimas de la deportación, pero lo que falta es la declaración institucional, por parte del Estado ―no sé si corresponde a la Casa Real o al Gobierno― de la responsabilidad del Estado español, que tiene continuidad, en definitiva, con el Estado franquista, porque los Estados no desaparecen. Por tanto, el Estado debe pedir disculpas y asumir la responsabilidad por la complicidad que hubo entre el Gobierno franquista, el Gobierno de Pétain [el líder de la Francia colaboracionista con los nazis] y el régimen nazi”.
La reina Letizia tenía en la mano un pañuelo con la “S” de “Spanier” (español) en el triángulo azul que le acaban de regalar los responsables de la Amical de Mauthausen. El triángulo con la S es el símbolo que identificaba en el campo a los “Rotpanier”, “españoles rojos”, como denominaba a los republicanos españoles la propaganda nazi.

Después, Felipe VI depositó una corona de flores en el cenotafio que se encuentra en el centro de la llamada Appelplatz, donde los prisioneros tenían que formar para el recuento diario. En el cenotafio se lee en latín: “Mortuorum sorte discant viventes” (“Sirva de lección a los vivos la suerte de los muertos”). Al final del acto en la Appelplatz con música, discursos y testimonios, el monarca realizó ofrendas florales en la vieja placa en recuerdo a los republicanos muertos en este campo, y otra en el monumento a los españoles, flanqueado por sendas banderas, la constitucional y la republicana, y el francés.
“Un representante de la monarquía española en estas celebraciones es un símbolo institucional fuerte, pero debería tener un perfil bajo”, decía en el autobús que llevaba al campo a los miembros de la Amical, Ana Saint-Dizier. Su abuelo materno, Bartomeu Martí Escandell, se exilió a Francia al final de la guerra, y desde ese país en 1941 fue deportado a Mauthausen. Salió en 1945, regresó a Francia, como tantos sobrevivientes que no querían, o no podían, volver a España. De pequeña, ella le preguntaba a su abuelo: “¿Cómo lo hiciste, para sobrevivir?” El abuelo respondía: “No había ninguna estrategia. Los que salimos tuvimos un poco más de suerte”.
No es la primera vez, ni la segunda, que los Reyes de España rinden tributo a los republicanos españoles, dobles derrotados en la Guerra Civil y después, en su exilio francés, deportados a los campos nazis. Ya en 1978, durante una visita de Juan Carlos I y Sofía a Viena, unos emisarios de la Casa Real se desplazaron a Mauthausen para inaugurar la placa que decía: “España a sus hijos caídos en Mauthausen”.
Los reconocimientos de Felipe VI, en el trono desde 2014, a la España republicana han sido numerosos con los años, desde los soldados de La Nueve, que en agosto de 1944 liberaron París al exilio en México. En 2020 el Rey participó en la ceremonia del 75 aniversario de la liberación de Auschwitz y el pasado enero, en la del 80 aniversario. Pero nunca había asistido en persona a Mauthausen, “el campo que se tragó a más republicanos españoles”, como escribió Montserrat Roig en su pionera Els catalans als camps nazis, un templo mortuorio en el paisaje idílico de colinas verdes y boscosas en el valle del Danubio, y un inmenso vacío durante tiempo en la memoria de España, hoy un espacio central, un verdadero monumento español. Fueron más de 7.000 los que pasaron por este campo entre 1941 y 1945 y otros adyacentes, de los que murieron unos 5.000 (en total, pasaron por Mauthausen 190.000 deportados y 90.000 murieron por enfermedades, torturas, agotamiento, gaseados, intentando evadirse o en experimentos médicos).
A Mauthausen ha acudido también este domingo una nutridad delegación de representantes de las instituciones del Estado, entre ellos el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, el fiscal general del Estado, Alvaro García Ortiz, el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, y la comisionada para la celebración de los 50 años de España en Libertad, Carmina Gustrán. Dolores Delgado, la fiscal española de Derechos Humanos y Memoria Democrática, que también ha asistido, explicó los motivos de la investigación que ha iniciado por crímenes contra españoles en los campos nazis, y el papel del régimen franquista: “¿Hubo connivencia? ¿Hubo posibilidad de evitar estas muertes? ¿Podían haber regresado a España?. ¿Podían haber quedado en campos de prisioneros franceses que tenían unas condiciones deplorables, pero no estaban abocados a la muerte?”

El 80 aniversario de la liberación de Mauthausen culmina una secuencia de conmemoraciones del fin de la Segunda Guerra Mundial, marcada por la desaparición de los supervivientes. Ya quedan pocos. Los últimos republicanos españoles que sobrevivieron a los campos de la muerte nazis murieron hace cinco años. Su voz resuena en los libros o en los textos y poemas que se han leído este fin de semana en Mauthausen y en Gusen, el memorial en el horno crematorio de este campo donde murieron la mayoría de españoles.
“Todo es frío en el entorno del jardín / frío amarillo que sube de la tierra / frío azul que cae, entre las nubes / frío rojo que viene de los coágulos de sangre… Los girasoles han temblado de tanto silencio”. Eran los versos de Joaquim Amat Piniella (1913.1974), superviviente manresano de Buchenwald y autor de la novela K.L. Reich. Los leyó, junto al horno de Gusen, el profesor de historia Pep Castilla a adolescentes de Manresa, una generación para la que la memoria se aleja. Ya no podrán aprender de la historia por quienes la vivieron. La aprenderán de los libros, las películas, los padres, maestros.
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