Los terremotos vuelven a cebarse con La Palma: “Crecen tanto en número como en magnitud”

El volcán de La Palma vuelve a hacer temblar la isla. Y lo hace con más virulencia que en los 53 días anteriores. “La sismicidad ha aumentado tanto en número como en magnitud”, ha sentenciado la directora del Instituto Geográfico Nacional y portavoz del comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), María José Blanco. Es más, el número de temblores durante las últimas 24 horas producidos a altas profundidades ha sido el mayor desde el 19 de septiembre.

La noche, así, ha vuelto a ser desapacible para aquellos isleños con el sueño más ligero. Desde que comenzó el 11 de noviembre se han registrado una treintena de temblores. Pero uno de ellos, acaecido a las 3.37 de la madrugada (hora local), se ha convertido en el más sentido desde que comenzó el proceso: su 5 de magnitud fue percibido por la población con un IV-V dentro de una escala de XII según el sistema europeo. Y eso, a pesar de localizarse a 36 kilómetros de profundidad.

Lo peor puede estar por llegar, según ha advertido Blanco. “La serie sísmica registrada hasta ahora establece una probabilidad muy alta de que en las próximas horas o días se produzca un terremoto de una magnitud que pueda ser percibida con una intensidad V y VI”. El grado VI se considera levemente dañino: es sentido por la mayoría dentro de los edificios y por muchos en el exterior. Si se diese, algunas personas podrían perder el equilibrio, los objetos pueden caerse y los muebles se pueden desplazar.

La intensidad mide cómo perciben los ciudadanos y las infraestructuras cada movimiento. La escala en este caso va de I a XII, y un IV es moderado: se aprecia dentro de los edificios, se nota en puertas y ventanas y los coches estacionados se agitan. La magnitud, por su parte, barema la fuerza del terremoto, independientemente de cómo se sienta en la superficie.

Personal de la UME observa la colada de lava el pasado miércoles del volcán Cumbre Vieja en La Palma.
Personal de la UME observa la colada de lava el pasado miércoles del volcán Cumbre Vieja en La Palma. Luismi Ortiz (EFE/UME)

Mayor explosividad

Durante este jueves, la erupción ha vuelto a dar muestras de explosividad. El flujo de lava también se ha mantenido activo. Tanto es así, que Blanco ha anunciado que durante el mediodía de este jueves se ha producido un nuevo desbordamiento del lago dentro del cono. Como en anteriores ocasiones, ha comenzado una monitorización estrecha para comprobar si este suceso hace que se varíen las direcciones de las coladas.

Sobre todo, porque en las últimas horas estas han supuesto la única tónica estable dentro de la erupción. Nueve de las 11 lenguas que ha dispersado el Cumbre Vieja se mantienen estancadas. Las que sí se muestran activas son las dos primeras, es decir, las que formaron la primera fajana (a la que el Pevolca ha asignado el nombre de D1) y la que está creando desde hace dos días la segunda, la denominada D2. Esta última se está moviendo “en dirección perpendicular a la línea de costa” en lo que hasta ahora se conocía como Playa Nueva o Playa de los Guirres. Esta playa, ampliamente conocida por los isleños y turistas, ha sido engullida por completo. La amenaza se cierne ahora sobre el Kiosco Los Guirres, situado en el punto más al sur de la cala.

Francisco Prieto, técnico de apoyo de la dirección técnica del Pevolca, ha sido el encargado de cifrar la última hora de la destrucción del volcán, números que difícilmente reflejan cada una de las tragedias personales que ha traído consigo el magma: la lava del volcán cubre ya una superficie de 1.005 hectáreas, 7,5 más que el día anterior; 290,5 hectáreas de cultivo han quedado arrasadas, 7,5 más en un día; 64,8 kilómetros de carreteras han quedado sepultadas.

Aire desfavorable

La calidad del aire sigue siendo objeto de preocupación. Y eso, a pesar de que el dióxido de azufre en la atmósfera se mantuvo en niveles buenos o razonablemente buenos en todas las estaciones de la red de La Palma, salvo en Puntagorda (al noroeste). En este municipio los datos se han considerado regulares. La dispersión de ceniza constituye otro de los problemas, con picos desfavorables a primeras horas de la tarde.

Esta circunstancia aconseja reducir las actividades al aire libre a grupos de riesgo y población sensible, sobre todo en la zona de Los Llanos de Aridane, El Paso, Tazacorte, Tijarafe y Puntagorda.

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