Los Veintisiete no logran cerrar el acuerdo sobre reglas fiscales

No ha sido posible. Los Veintisiete no se han puesto de acuerdo esta madrugada en este primer intento fallido de cerrar un acuerdo sobre la reforma del Pacto de Estabilidad. “Hemos logrado avances”, apuntaban fuentes diplomáticas al término del encuentro, cerca de las tres y media de la mañana, que apuntaban, además, que probablemente tampoco en la reanudación del encuentro horas después sería posible la fumata blanca. El resultado es un trompazo serio en los intentos de la presidencia española del Consejo de la UE por cerrar una de los grandes asuntos del semestre.

“Hemos llegado todo lo lejos que hemos podido hoy [por esta madrugada]. Continuaremos en los próximos días”, apuntan las mismas fuentes, que añadían que hace falta trabajo de redacción jurídica y calibración [numérica], tratando de resaltar avances y dar esperanza para alcanzar un pacto pronto. Otras fuentes citadas por Efe también hablan de “buenos avances”.

La cercanía que habían mostrado Francia y Alemania al comienzo de la reunión llevaba a pensar que en una noche larga, más la prórroga del viernes hasta mediodía, podría alcanzarse un pacto. “Estamos de acuerdo al 90%”, habían proclamado los ministros de Finanzas de París, Bruno Le Maire, y Berlín, Christian Lindner.

Ese grado de sintonía había llevado a la vicepresidenta primera y ministra de Economía española, Nadia Calviño, a mostrarse optimista antes del encuentro: “Confío en que podremos llegar a un acuerdo durante la noche”. Se refería a la cena que iba a mantener con sus homólogos desde las siete de la tarde en adelante. No había marcada una hora final. Haberlo logrado habría supuesto para ella —y para España, durante su presidencia de turno del Consejo de la UE— un gran éxito. Ahora falta por ver si en los días que quedan para acabar el año habrá otro intento.

Es evidente, pues, que quedan obstáculos por superar. Uno de ellos estaba en Italia, cuyo ministro, Giancarlo Giorgetti, ha dejado caer en los últimos días que su país no puede aceptar “unas reglas imposibles de mantener”. Sin embargo, para nada cerró la puerta al acuerdo en su comparecencia en el parlamento italiano. También Portugal se muestra reticente a firmar. El otro está en ese 10% que Francia y Alemania no comparten.

¿En qué consisten esas diferencias? Ambos países han explicado que su discrepancia está en el ritmo al que deben reducir su déficit los países que superen un desfase presupuestario equivalente al 3% de su PIB en los primeros años de aplicación de las reformas fiscales. La Comisión Europea planteó desde el principio que la rebaja se hiciera a medio punto por año. Francia pide ahora que durante los primeros cuatro ejercicios de las nuevas normas esa rebaja pueda hacerse en solo tres décimas si el país afectado se compromete con reformas e inversiones que estén dentro de los objetivos que marca la UE: transición energética y digital más compromisos de Seguridad y Defensa.

Ese sería el escollo que separaba a los dos grandes al comienzo de la reunión. Para París, “una línea roja”. Para Berlín, algo que ya se había cerrado hace tiempo y pensaba volver a abordar.

En lo demás, ambos países compartían la propuesta que el pasado martes envió España, como coordinadora de las negociaciones por ser presidencia de turno. En ella, se mantiene sin cambios el elemento clave que recogía la propuesta que el Ejecutivo comunitario lanzó a finales de abril: planes de ajuste fiscal de cuatro años para los países que tienen un volumen de deuda superior al 60% de su PIB, que pueden alargarse hasta siete si el Estado concernido asume reformas e inversiones.

Esos planes deben negociarse entre la capital de turno y Bruselas una vez esta última haya calculado la sostenibilidad de la deuda y cifrado la regla de gasto a aplicar. Ese tope en el gasto público será, si se aprueba la reforma, la piedra angular de estas reglas fiscales y, en principio, no podrá superar a los ingresos una vez se descuenten la factura de los intereses de la deuda y desembolsos coyunturales como una parte del seguro de desempleo.

A Alemania y sus aliados más partidarios del rigor fiscal (Austria, Finlandia, Suecia…) no les gustaba en absoluto esta especie de trajes a medida y reclamaron objetivos y salvaguardas comunes para todos los países en el capítulo del déficit y en el de la deuda. España prestó oídos a esa reclamación y durante los meses en los que ha coordinado las negociaciones y con cada nueva propuesta de acercamiento ha asumido más la posición de Berlín. No obstante, esos movimientos han contado con la ayuda de las conversaciones en paralelo de Le Maire y Lindner desde octubre, cuando en la reunión del Ecofin en Luxemburgo anunciaron que ellos iban a mantener un diálogo bilateral para limar sus diferencias. Y el alemán ha declarado sin ambages que los franceses se han movido hacia sus posiciones: “Considero que Francia ha dado todos los pasos necesarios hacia Alemania para alcanzar un compromiso, estamos de acuerdo en un 90%”.

Y esos pasos se ven en la última propuesta española. En ella, ya se recoge con claridad la exigencia de que hubiera objetivos comunes de reducción de deuda para los países que superan el 60% del PIB, que contemplan los tratados. Se leen en negro sobre blanco que los Estados que superen el 90% tendrán que rebajar su pasivo al menos en el equivalente a un punto de PIB en promedio anual durante la duración del plan de ajuste (cuatro o siete años y, por tanto, cuatro o siete punto). Los que se encuentren entre el 90% y el 60% deberán hacerlo en un promedio de medio punto. Si bien esto se aleja de lo que propuso la Comisión al principio del proceso, también es verdad que, según apuntan fuentes de la negociación, los ejercicios de simulación hechos para la negociación apuntan a que los países que tengan que seguir planes de ajuste tendrán que hacer reducciones mayores y que es bastante menos que lo que dictan las normas vigentes (una rebaja de un veinteavo al año en la cantidad que supere el 60% del PIB, por ejemplo, Italia que tiene un pasivo del 140% debería bajarlo en cinco puntos al año).

El otro elemento que tiene una clara paternidad germana es la señalización de un objetivo de déficit por debajo del límite del 3% del PIB que recogen los tratados. Esa meta sería del 1,5% para todos los países una vez cumplan con los parámetros fiscales que contemplan los tratados (límites de deuda del 60% y de déficit del 3%) o, al menos, hayan cumplido con sus planes de ajuste y estén en la senda de la consolidación.

Bajo estos mimbres, Calviño ha tratado de lograr un pacto de los Veintisiete, que, por ahora, no ha sido posible.

Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal

La agenda de Cinco Días

Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.

RECÍBELO EN TU CORREO

Enlace de origen : Los Veintisiete no logran cerrar el acuerdo sobre reglas fiscales