Lula, el socialdemócrata latinoamericano

El año 2021 ha inaugurado un nuevo ciclo electoral en América Latina que tendrá en Brasil durante el próximo otoño una de sus citas decisivas. Los comicios enfrentarán con toda probabilidad al presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro contra el sindicalista y resurgente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque este aún no haya confirmado que competirá por la elección presidencial. En Bruselas protagonizó varios encuentros sobre una agenda común con la familia socialdemócrata y progresista que ayuda a dibujar con fuerza la posibilidad de que Lula, finalmente, sea candidato. Y es esperanzador porque a día de hoy el que fuera miembro fundador del Partido de los Trabajadores parece ser el único candidato con capacidad para vencer a Bolsonaro, un presidente que ha despreciado la vida humana y la autoridad de la ciencia durante la pandemia llevando a su país a una de las tasas más altas de muertes por covid-19 de todo el planeta. Además de tratar de destruir el Amazonas, uno de los pulmones de la tierra y foco que atesora la mayor diversidad del globo, Bolsonaro ha desdeñado sin complejos las normas democráticas básicas, deslegitimando e intentando anular a sus adversarios políticos. No hay nada más peligroso para la salud de las democracias que negar la alternancia política, algo que Lula defiende con convicción para su país en la entrevista que ha concedido a este periódico.

Desde que Bolsonaro alcanzó la presidencia en 2019 ha seguido el manual del populismo autoritario de sobra conocido. Ha infligido un incalculable daño a las normas constitucionales, y ha dividido y polarizado a su sociedad: desprestigia la política y desprecia la verdad mientras promueve teorías de la conspiración negacionistas. Las elecciones que enfrentarán a Lula contra Bolsonaro tendrán un carácter existencial: está en juego el futuro mismo de la democracia en Brasil. El resultado, inevitablemente, tendrá un enorme impacto en todo el continente durante la próxima década por la capacidad de irradiación de un país que había sido considerado un ejemplo democrático de las economías emergentes.

La trascendencia de Lula y de esas elecciones para la estabilidad de la región constituyen los principales motivos por los que merece la pena un acercamiento de la izquierda europea al posible próximo presidente de Brasil. Puede considerarse sin duda el representante más afín a la familia socialdemócrata en el continente latinoamericano. Lula ha demostrado su sensibilidad por la pobreza y por la justicia social en una zona fuertemente golpeada por la desigualdad. Pero también por cuestiones como el cambio climático, la diversidad y la calidad democrática. Su visión en términos de valores y de una gobernanza global multilateral dan sentido a esa conversación entre las familias progresistas de ambos continentes. La construcción de una agenda común llega en un momento en el que los problemas internos europeos siguen ahondando el inexplicable vacío y desinterés de la Unión hacia una región con la que es indispensable establecer una alianza estratégica para luchar por objetivos comunes como el cambio climático y una globalización que limite los excesos ordoliberales de la última década. Lula ha dejado a su paso por Europa el mensaje de que Brasil no es Bolsonaro y que una izquierda democrática, realista y dispuesta a batallar contra la desigualdad es posible.

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