Manifestaciones del 8-M | Un Día de la Mujer dividido pone a prueba la fuerza del movimiento feminista tras la pausa de la pandemia

El movimiento feminista, que ha logrado en los últimos años colocar sus reivindicaciones en el centro de la agenda política, se somete este martes a una difícil prueba, la de volver a conquistar las calles tras el parón provocado por lo peor de la pandemia y hacerlo, por primera vez, dividido. En una veintena de ciudades, incluida Madrid, hay dos convocatorias separadas, la oficial que convocan las organizaciones habituales y las de las feministas que defienden la abolición de la prostitución.
La ministra de Igualdad, Irene Montero (Unidas Podemos), ha tratado de quitarle hierro a la escisión durante una entrevista esta mañana en TVE. Como “el feminismo está ahora en el centro del debate público”, también lo están los debates que siempre ha tenido en su seno, pero, “por encima de todo, creo que hay una agenda compartida”, ha dicho. La secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, cree, por su parte, que esta división es “una mala noticia” para el movimiento, pero también que se trata de un distanciamiento “coyuntural”.
Los hechos y las palabras, sin embargo, auguran que no será fácil volver a coser los daños, a juzgar al menos por el manifiesto difundido por el grupo abolicionista. Este se queja, en su segundo párrafo, de los sectores que “pretenden distorsionar” la agenda del movimiento, “entre ellos, algunos que se autodenominan incluso ‘feministas”. La abolición de la prostitución, la ilegalización de los vientres de alquiler y el rechazo a la incorporación de la agenda queer (las demandas de las identidades de género minoritarias) son las reivindicaciones que les separan de la convocatoria oficial. Esta defiende las reivindicaciones trans y ha decidido aparcar los otros dos temas por falta de consenso.
En la capital, los dos partidos en el Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, acuden a la manifestación convocada por la Comisión 8M que saldrá a las 19.00 horas de Atocha y llegará a la Plaza de Colón. Ciudadanos también estará presente en esta protesta. Sin embargo, el PP asistirá a la convocatoria abolicionista, según han informado fuentes del partido a Europa Press.
Por lo demás, la agenda confluye en ambos casos en casi todo. Por ejemplo, en lo que respecta a la lucha contra la brecha salarial, la feminización de la pobreza y las violencias que sufren las mujeres, sobre todo las pertenecientes a colectivos vulnerables como las migrantes o las personas con discapacidad, o al impulso de la corresponsabilidad en los cuidados y los derechos sexuales y reproductivos plenos.
A la espera de las grandes manifestaciones previstas para las próximas horas, el 8-M se está celebrando ya desde esta mañana a través de todo tipo de acciones populares (de concentraciones a caceroladas o maratones de lectura), actos institucionales (en el Congreso de los Diputados, en el Ayuntamiento de Madrid…) y declaraciones de los más variados organismos, desde grandes empresas que destacan sus esfuerzos en la contratación de empleadas, a entidades deportivas como el Fútbol Club Barcelona, que ha aprovechado las líneas del terreno de juego del Camp Nou para dibujar el símbolo de la mujer. Al mediodía, en Madrid, centenares de jóvenes se han manifestado en la Puerta del Sol, convocadas por Libres y Combativas y por el Sindicato de Estudiantes.
Los obstáculos laborales
En el acto solemne celebrado en el Congreso, se escucharon los relatos de seis mujeres sobre los obstáculos que han tenido que vencer para avanzar en sus carreras profesionales. Dos periodistas, una científica, una magistrada, una alta ejecutiva de empresas y una deportista paralímpica han contado sus experiencias ante la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y el del Senado, Ander Gil; el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y representantes de todos los grupos de ambas Cámaras, excepto Vox.
Una de las intervinientes ha sido la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, quien confesó su “fatiga histórica” por tener que seguir combatiendo los estereotipos que contribuyen a minimizar el papel de las mujeres, pese a los avances de los últimos años. “A mediados de los años ochenta, cuando empecé a trabajar, las redacciones estaban llenas de mujeres, y los despachos, de hombres. Hoy las redacciones siguen llenas de mujeres y los despachos mayoritariamente de hombres”, ha lamentado Bueno. La periodista ha confesado un detalle para ilustrar hasta qué punto persiste un fondo que atribuye a las mujeres un papel subordinado al hombre. Bueno ha contado que, desde que es directora de este periódico, le han preguntado muchas veces “cómo lo lleva” su pareja, un interrogante que, ha señalado, nunca se lo hubiesen planteado a sus antecesores hombres.
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