Más policías que manifestantes durante la investidura de Sánchez

El Congreso de los Diputados amaneció este viernes blindado con cerca de 1.600 policías en previsión de que los asistentes a alguna de las cuatro protestas convocadas para este miércoles en los alrededores pudieran intentar alterar el normal desarrollo de la primera jornada de la investidura de Pedro Sánchez. Un férreo control de agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP, los conocidos como antidisturbios) impedían el paso a cualquier persona que no acreditase ser vecino o trabajar en la zona. El día anterior, los responsables de la seguridad de la Cámara baja habían dado recomendaciones a los parlamentarios para que pudieran entrar y salir del recinto sin problemas e, incluso, a algunos se les facilitó un servicio de escolta, ante la previsión de que el intento de rodear en Congreso, como se había alentado desde las redes sociales, provocara incidentes. Sin embargo, la jornada ha transcurrido en la Carrera de San Jerónimo sin incidentes —más allá de los insultos que algunos de los manifestantes han lanzado a los diputados cuando se dirigían hacia el Congreso— y con una asistencia muy inferior a la prevista por los propios convocantes.

Según la Delegación del Gobierno, en la plaza de Cánovas del Castillo, más conocida como de Neptuno, se congregaron en el momento de mayor asistencia alrededor de 500 personas convocados por la entidad ultracatólica Hazte Oír. Esta organización —que había fletado dos furgonetas y un autobús con mensajes en sus carrocerías contra la ley de amnistía que circularon por los alrededores— había comunicado que podían llegar a ser 5.000. Por la tarde la cifra se redujo aún más: tan solo 150 personas y otras 25 en el otro extremo de la Carrera de San Jerónimo se manifestaron. Y ello a pesar de que, además de la manifestación de Hazte Oír, la Policía tenía constancia de otras tres convocatorias para este miércoles frente al Congreso. Una se había hecho de forma anónima a través de las redes sociales. Las otras dos habían sido comunicadas por la Junta Democrática de España (una organización que propugna un nuevo sistema político) y la otra, por la Plataforma para la Defensa del Sector de Transporte (una agrupación de pequeños transportistas que en marzo del año pasado paralizó las carreteras españolas con una huelga). En todas ellas, la Policía ya había previsto “un grado de conflictividad bajo” y poca asistencia, según documentos operativos a los que ha tenido acceso EL PAÍS.

Las demostración final de que la movilización con la que grupos de la derecha más radical pretendían emular la protesta de octubre de 2016 contra la investidura del en aquel momento líder del PP Mariano Rajoy -entonces, grupos de izquierda bajo el paraguas de la Coordinadora 25-S llenaron la cercana Puerta del Sol- es que la Policía Municipal no se vio en ningún momento obligado a cortar o desviar el tráfico en el cercano Paseo del Prado, que durante todo el día permaneció abierto y con la circulación habitual de un día normal. Ni siquiera de reactivó cuando hicieron acto de presencia en el lugar miembros de Revuelta, el grupo juvenil afín a Vox que se ha mostrado muy activo en las protestas de días anteriores contra la ley de amnistía.

Manifestantes en las proximidades del Congreso, este miércoles en Madrid.
Manifestantes en las proximidades del Congreso, este miércoles en Madrid.Samuel Sánchez

El primer indicio de que la protesta iba a pinchar y que el número de asistentes iba a quedar muy lejos de las aspiraciones de los convocantes se produjo poco después de las 11 de la mañana, cuando el vehículo que trasladaba al candidato Pedro Sánchez entraba en el Congreso por la calle Zorrilla sin que los pocos manifestantes que estaban a esa ahora apostados en los alrededores se dieran cuenta. Para entonces, tan solo 40 concentrados permanecían junto a la entrada al recinto parlamentario de la calle Cedaceros, desde donde aireaban banderas e insultaban a los diputados que cruzaban el cordón policial para dirigirse al Congreso. Una escena similar se ha producido en torno a las dos de la tarde, cuando los diputados abandonar el recinto tras escuchar la intervención de Sánchez, aunque ya a esa hora el número de asistentes era incluso menor. En el otro extremo de la calle, en la plaza de Neptuno, más concurrida, los manifestantes eran más variopintos, y junto a los ultras contrarios a la investidura, había un grupo de manifestantes que se mostraban contrarios, no a la investidura, sino al sistema político heredado de la Transición y que pedían un nuevo proceso constituyente.

Calle Ferraz

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A última hora de la tarde, una parte de los manifestantes se dirigía a la calle Ferraz, donde está la sede federal del PSOE, y donde, en los últimos días, han tenido manifestaciones mucho más concurridas que tuvieron su punto culminante el 9 de noviembre, cuando se congregaron 8.000 personas. Aquel día se produjeron graves altercados que obligaron a intervenir a la policía. Desde entonces, esta protesta ha perdido fuerza, quedando la cifra de asistentes muy lejos de aquella. Este miércoles, estaba convocado una nueva, esta comunicada a la Delegación del Gobierno, hacia la que se han dirigido un centenar de los que a última hora aún permanecían manifestándose en el Congreso y Abascal.

Con información de Diego Sánchez, Ana Puentes y Juan José Martínez.

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