Nadie quiere terminar el tren fantasma de Esperanza Aguirre entre Móstoles y Navalcarnero

Túnel construido y sellado de la infraestructura del tren que iba a unir Móstoles con Navalcarnero.
Túnel construido y sellado de la infraestructura del tren que iba a unir Móstoles con Navalcarnero.Víctor Sainz

Nadie quiere terminar el tren fantasma de Esperanza Aguirre. Da igual que la Comunidad de Madrid acabe de acordar pagar 162.495.773,41 euros por las vías y túneles inacabados de la línea que iba a unir Móstoles con Navalcanero, donde nunca ha circulado un tren. No importa que el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso planee pedirle al Gobierno de la Nación que culmine la obra, a la que solo le faltan unos pocos kilómetros de los 14 previstos. Y no ha servido de nada que Más País, la marca nacional de Más Madrid, registrara una enmienda parcial a los Presupuestos generales del estado en ese sentido: ha sido rechazada. Como consecuencia, una de las grandes promesas electorales de Aguirre languidece a medio hacer desde 2010, escrutada con el mismo interés por los investigadores del caso Lezo y por los cientos de miles de vecinos que pensaron que podrían usar el tren, sin haberlo podido hacer nunca.

“El ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana incorporará el tramo Móstoles-Navalcarnero a la red de Cercanías de Madrid y realizará, en el presente año, un estudio de viabilidad para proceder a la finalización de la obra de dicho tramo”, se lee en la enmienda presentada en el Congreso de los diputados por Más País, que recorre con detalle la desgraciada historia de esta obra maldita. “La ampliación de la red de Cercanías desde Móstoles a Navalcarnero fue un compromiso electoral de Esperanza Aguirre”, recuerda. “A partir de ese compromiso, y después de la negativa de Fomento de asumir esta obra, fue la Comunidad de Madrid la que se embarcó en este proyecto y la licitó a OHL”, sigue. “Esta obra abandonada está implicada en la trama Lezo, por el presunto cobro de una comisión de 1,4 millones de euros por parte de Ignacio González por la adjudicación de las obras del tren”.

En 2007, OHL ganó el concurso de 360 millones de euros para construir y explotar la línea que uniría a Móstoles con Navalcarnero, dando servicio a 200.000 personas. La obra debía estar finalizada en 2013. Sin embargo, los trabajos fueron abandonados en 2010, con 8 de los 14 kilómetros de la infraestructura ya ejecutados, según datos del Gobierno regional. Una decisión con consecuencias prácticas y jurídicas.

Las prácticas. Desde entonces, una zanja de casi 20 metros de profundidad y 30 de ancho recorre los barrios de El Pinar y La Dehesa, en Navalcarnero. Es la cicatriz que han dejado unas obras nunca terminadas para conectar a la red de cercanías a los 100.000 habitantes de esta ciudad, la de Arroyomolinos, y el desarrollo de Parque Coímbra-Móstoles. Al tiempo, la depresión del terreno es el testimonio palpable de cómo se ha convertido en pesadilla el sueño de transformar a Navalcanero en un intercambiador para atraer hacia el transporte público a los vecinos de otros municipios madrileños (El Álamo, Sevilla La Nueva, Villa del Prado, Villamanta, Villamantilla, Aldea del Fresno…) y toledanos (Valmojado, Casarrubios o Ventas de Retamosa).

Las jurídicas. La Comunidad y la constructora llevan años litigando para dirimir de quién es la culpa de los cambios que encarecieron el proyecto (con el soterramiento no previsto de un túnel) y la financiación (50 millones que reclamaba OHL).

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En ese contexto, ni siquiera la decisión gubernamental de pagar 162 millones a OHLA (la nueva OHL), adelantada por EL PAÍS, es garantía de nada: la cantidad está por debajo de los 289 millones de euros que reclama la concesionaria, e incluso de los 203,5 millones en los que la empresa cifra el activo en su balance.

Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre en el homenaje a la Constitución organizado por la Comunidad.
Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre en el homenaje a la Constitución organizado por la Comunidad. Daniel Gonzalez (GTRES)

Cuando el conflicto se dé por cerrado, el Ejecutivo planea reclamarle al Estado que termine la obra, como ya planteó Ángel Garrido en su etapa como consejero de Transportes (”vamos a proponer al Ministerio de Transportes la cesión de la infraestructura del tren de Navalcarnero para ampliar la red de Cercanías”, dijo en sede parlamanteria).

Una estrategia que contrasta con lo propuesto por el PSOE en la campaña electoral del 4-M (”Me comprometo a incorporar a los Presupuestos de Madrid la cantidad económica necesaria para la finalización de la infraestructura del tren. Once años es demasiado”, dijo su candidato, Ángel Gabilondo) y que por ahora parece destinada al fracaso: por eso la enmienda de Más País ha sido rechazada en la tramitación de los Presupuestos generales del Estado en el Congreso de los diputados.

Lejos queda aquel día de 2008 en el que Aguirre colocó la primera traviesa de la infraestructura. “Tenemos la costumbre sana de cumplir lo que prometemos”, dice sobre una de sus ofertas electorales estrella. “Antes de que termine esta legislatura vendremos en tren a Navalcarnero”, añadió. Trece años después, la obra sigue sin estar terminada y ha supuesto una factura millonaria a cambio de nada.

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