Nueva York: retratos de una ciudad vacía
Regresar a la Gran Manzana, 18 años después de mi primera visita, fue como descubrir Nueva York de nuevo a través de una lente transformada por el tiempo y la experiencia. En mi primera incursión, apenas estaba dando mis primeros pasos en la fotografía. No tenía la mirada refinada ni la capacidad de observación que he cultivado a lo largo de los años. La ciudad, que antes me deslumbró con su grandeza, ahora se revelaba con una perspectiva completamente diferente. Los rascacielos, que en mi primera visita eran simplemente imponentes estructuras, se transformaron en lienzos que narraban historias de innovación y vida urbana. Esta vez, mi cámara se convirtió en una extensión de mi alma más experimentada. Cada disparo era una expresión consciente de la evolución de mi percepción artística. La ausencia de color en mis fotografías no solo buscaba resaltar la atemporalidad de la arquitectura, sino también reflejar la madurez en mi enfoque creativo. Al recorrer las calles familiares de Nueva York, descubrí nuevos matices, detalles yuxtapuestos en mi memoria anterior. La ciudad, siempre dinámica, se desplegó ante mí como un lienzo en constante cambio. Regresar no solo fue un acto de reflexión, sino también una celebración de cómo la práctica y la paciencia han transformado mi mirada, convirtiendo cada fotografía en una obra en constante evolución.

















Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites
_
Enlace de origen : Nueva York: retratos de una ciudad vacía