Pedro Sánchez y Mohamed VI ponen en marcha una nueva relación bilateral

El presidente español, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed VI, han acordado este jueves poner a sus ministros a trabajar en la concreción de la “hoja de ruta” que debe guiar la nueva etapa en las relaciones bilaterales. La visita del jefe del Gobierno a Rabat ha servido para escenificar la reconciliación entre los dos vecinos tras 10 meses de crisis diplomática, pero no ha arrojado resultados concretos.
Durante el encuentro, que se ha prolongado por espacio de media hora y se ha desarrollado en español y francés, Sánchez “ha reafirmado” la nueva posición del Gobierno español sobre el Sáhara, que considera la iniciativa marroquí de autonomía “como la base más seria, realista y creíble” para resolver el conflicto, según el comunicado de la Casa Real marroquí. Ambos han reiterado su “voluntad de abrir una nueva etapa en las relaciones bilaterales basada en el respeto mutuo, la confianza recíproca, la concertación permanente y la cooperación franca y leal”, insiste el comunicado marroquí, que no alude a las contrapartidas que busca España a cambio de su cambio de posición sobre el Sáhara: la cooperación en la lucha contra la inmigración irregular y el respeto a la integridad territorial, incluidas Ceuta y Melilla.
Pese a la falta de resultados concretos, Sánchez cree que la imagen de un presidente español como invitado de honor de Mohamed VI en el iftar, la cena con la que los musulmanes rompen el ayuno durante el mes sagrado del ramadán, supone un punto de inflexión y un cambio de clima, que deberá concretarse en una profundización de la cooperación bilateral. “Habrá novedades en los próximos días”, ha subrayado.
El comunicado de la Casa Real marroquí señala que Sánchez y Mohamed VI han acordado “implementar acciones concretas en el marco de una hoja de ruta que cubra todas las áreas de la asociación, integrando todos los temas de interés común”, tras pasar revista a una amplia agenda de temas políticos, económicos, culturales y de política internacional.
El presidente español ha aterrizado en el aeropuerto de Rabat Salé pasadas las cuatro de la tarde, hora local (dos horas más en Madrid), donde ha sido recibido por el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch. El avión de Sánchez ha despegado de la base de Torrejón de Ardoz tras reunirse el presidente en La Moncloa con el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, procedente de Bruselas, donde ha participado en una reunión de la OTAN, se ha sumado a la comitiva.
En una conversación informal con periodistas durante el vuelo a Rabat, Sánchez ha justificado su decisión de apostar por el plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, a pesar de que el Congreso lo ha reprobado por mayoría y el PSOE se ha quedado solo en su defensa. “Me reafirmo en que esta es la mejor posición en el interés general de España. Respeto lo que ha dicho el Congreso, pero estamos en el marco de Naciones Unidas y en la misma trayectoria desde 2007″, cuando Rabat presentó su propuesta de autonomía para la antigua colonia española, ha insistido. España apoya las gestiones del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, y se alinea con países como Estados Unidos, Francia y Alemania, según Sánchez.
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El presidente español, que se aloja en el palacio de huéspedes, ha sido recibido en el palacio real por Mohamed VI y ambos se han saludado con un apretón de manos antes de sentarse a charlar. En los primeros minutos de la conversación, en castellano, Sánchez le ha trasmitido un saludo del rey Felipe VI. Les acompañaban, además de los respectivos ministros de Exteriores, el embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, la embajadora marroquí en Madrid, Karima Benyaich, y el consejero real, Ali Fuad El Himma.
Pese a la falta de resultados concretos, Sánchez asegura que su visita a Rabat es “algo más que una foto”. Está previsto que en los próximos días se formen grupos de trabajo entre los ministerios afectados para abordar la cooperación en la lucha contra la inmigración irregular (13.178 marroquíes llegaron en patera a las costas españolas en 2021), el diseño de la Operación Paso del Estrecho (que ha estado suspendida durante los dos últimos años y en 2019 movilizó a tres millones de pasajeros y casi 800.00 vehículos) o la reapertura de las fronteras de Ceuta y Melilla (que se hará de forma progresiva). Todo ello debería culminar con una Reunión de Alto Nivel (RAN) entre los dos gobiernos, pendiente desde que Rabat suspendió unilateralmente su celebración en diciembre de 2020.
No obstante, según el Gobierno, ya se han producido algunos resultados concretos, como la reanudación de los vuelos de repatriación de inmigrantes irregulares a Marruecos o el desbloqueo de la construcción del nuevo Colegio de España en Rabat. La cooperación en materia antiterrorista nunca se ha suspendido: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska se reunió a finales de marzo en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) con su homólogo marroquí, Abdeluafi Laftit, durante la cuarta edición de la Alianza Internacional para la Seguridad, que incluye a España y Marruecos, además de otros países como Italia, Francia y Baréin.
La otra cara de la moneda es el deterioro de la relación con Argelia, que el día 19 llamó a consultas a su embajador en Madrid. Sánchez cree que el estado de las relaciones con este país es “razonable” y que la revisión de los precios del gas, actualmente en negociación, es un asunto que atañe a compañías privadas. La cooperación en materia de seguridad e inmigración, asegura, sigue igual.
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