Powell defiende en el Congreso su decisión de no bajar los tipos pese a los ataques de Trump

“Precios estables y máximo empleo“. Jerome Powell repitió una y otra vez este martes el mantra que guía su trabajo al frente de la Reserva Federal en la sesión de control bianual ante el Congreso de Estados Unidos.

La máxima le sirvió tanto para sortear los capotes que los demócratas le tendían para que criticara a Donald Trump, como para dejar claro que no cederá a las presiones del presidente de Estados Unidos, que volvió a insistirle en un mensaje enviado de madrugada en que bajara los tipos de interés en la próxima reunión de la Fed, prevista para finales de julio. Powell también sacó brillo durante su comparecencia a otra de sus frases favoritas: toca, insistió, “esperar y ver” qué efectos tendrán los aranceles de Trump en la inflación, aún por encima del objetivo del 2% deseado por el organismo que dirige.

En una tradición que se repite dos veces al año, Powell habló primero ante un comité de la Cámara de Representantes y el miércoles lo hará ante el Senado. Que no traía demasiadas sorpresas en su visita al Capitolio quedó claro ya desde su intervención de apertura, que sonó muy parecida a las palabras que pronuncio la semana pasada cuando la Fed volvió a descartar una bajada de los tipos: “A pesar de la elevada incertidumbre, la economía se encuentra en una posición sólida”, dijo, antes de someterse a las preguntas de los parlamentarios. “La tasa de desempleo se mantiene baja y el mercado laboral se encuentra en o cerca del máximo nivel de empleo”.

“Si resulta que las presiones inflacionarias se mantienen controladas”, añadió, “llegaremos a un punto en el que recortaremos más pronto que tarde”, dijo a los congresistas, aunque a renglón seguido, y tal vez por adelantarse a sus preguntas, agregó que no estaba en condiciones de “señalar una reunión [de la Fed] en particular” en la que esa bajada se vaya a producir.

Dos o tres puntos menos

El día había empezado para Powell con algo ya familiar para este hombre tranquilo: con una andanada de Trump. Se la soltó el presidente de Estados Unidos en un mensaje de su red social Truth, antes de abroncar a Israel e Irán por jugar con el frágil alto el fuego que el mandatario había prometido el día anterior. En su mensaje, el presidente estadounidense se refirió al presidente de la Fed como “El Siempre Demasiado Tarde Jerome Powell”. “Sin inflación, con una economía excelente; deberíamos tener como mínimo dos o tres puntos menos. (…) Espero que el Congreso apriete las tuercas a esta persona estúpida y testaruda. Pagaremos por su incompetencia durante muchos años”.

Varios congresistas republicanos preguntaron a Powell sobre su cautela a la hora de bajar los tipos, pero no se hicieron eco de la retórica más radical de Trump. Sí acudieron al argumento, favorito del presidente, de que los bancos centrales europeos actúan con más soltura que el estadounidense. “La razón por la que no estamos siguiendo ese ritmo son los pronósticos de los que disponemos”, respondió el economista. “Todos los analistas profesionales que conozco, tanto los externos como los nuestros, esperan un aumento significativo de la inflación a lo largo de este año”.

La Fed decidió la semana pasada mantener los tipos de interés en el 4,25%-4,5%. Además, sus miembros actualizaron sus vaticinios sobre la economía estadounidense: prevén menos crecimiento, más inflación y solo rebajar los tipos 0,5 puntos hasta fin de año, posiblemente en dos recortes de 0,25 puntos, aunque eso no está claro aún.

Tras ese anuncio, el gobernador de la Fed Christopher Waller declaró el viernes pasado en una entrevista televisiva que cree que el banco central está en condiciones de empezar a bajar los tipos a partir del próximo mes. Waller, nombrado, como Powell, por Trump en su primer mandato, subrayó que solo se trataba de una opinión personal.

Le faltó añadir que es un parecer que tampoco comparten los inversores. Según el mercado de futuros CME, la probabilidad de que los tipos bajen en julio era este martes del 18%. Se trata de porcentaje que se espera que vaya cayendo según se acerque la fecha de la próxima reunión de la Fed, y que lo haga al mismo ritmo que la posibilidad de una sorpresa de última hora.

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