Romeo estrenará casco especial en la contrarreloj del Tour de Francia y lucirá entrenamiento mental
En el pabellón de Ruán que hace de sala de prensa, un recortable grandeur nature recuerda la curva natural de la espalda de Jacques Anquetil, el chico del pueblo, su chichonera, su bici de pista sencillísima, las manos bajas, maillot Bic, calcetines blancos, la mirada fija en el horizonte, en los labios el recuerdo de las últimas ostras, sorbos de champagne y los besos de su Janine y en las orejas los gritos de Raphaël Geminiani, el hombre que siempre le empujaba más allá. Es el Anquetil en pleno esfuerzo que deja hace casi 60 años el récord de la hora en 47,493 kilómetros. La imagen del mejor contrarrelojista de la historia, maître Jacques, más que nostálgica, lírica, sorprende en vísperas de la gran contrarreloj del Tour sobre todo por su desnudez, su ingenuidad.
Los tiempos están cambiando, cantaría Iván Romeo, nacido en 2003, que afrontará los 33 kilómetros llanos, llanos (desnivel acumulado, 200m: 37 minutos a 53,5 km/h, 450 vatios) alrededor de Caen y su Calvados con un pacing adecuado a sus vatios y a su umbral planificado a medias con el ingeniero del Movistar, Iván Velasco, calcetines medidos y estriados, posición fijada en el túnel del viento y estrenando el casco más aerodinámico del pelotón, diseñado entre los técnicos de la marca Abus y el propio Velasco, y testado en túneles de viento de Airbus y de F1 en Silverstone, y en velódromos. “A 50 por hora mejora un segundo por kilómetro con respecto al casco actual”, explica Velasco. “Es muy ancho para integrar los hombros, que son la zona en la que más impacta el viento. Lo estrenó Reusser ganando la contrarreloj del Giro Done, y aquí lo usarán todos. ¿Qué si se sienten ridículos con algo tan aparatoso? Los ciclistas no le dan importancia a las pintas que puedan tener con el casco. La forma es lo de menos. Lo importante son los segundos”. Romeo, que ha servido de maniquí en el diseño del implemento. no puede estar más de acuerdo. “Es un casco fabuloso”, dice. “Me encanta”. Y antes de empezar, seguirá una rutina repetida que ya le valió para ganar el Mundial sub-23 contrarreloj: hablará por teléfono con su hermano pequeño, calentará un tiempo estudiado en los rodillos, y en los cascos sonará Eminem, la música que le ayuda a concentrarse. “Intento simplemente disfrutar de la rutina”, dice Romeo, debutante en el Tour a los 21 años. “Simplemente intento fluir”. Y la ansiedad ni llega ni le bloquea.

En el cráneo privilegiado del vallisoletano –así, prácticamente, lo define Velasco: “Es una gozada preparar las cronos con él, porque es muy inteligente. Yo le planteo ritmos y potencia y él sabe rebatirme”, dice el ingeniero de diseño del Movistar. “Conoce sus límites. Mezcla muy bien los números del potenciómetro con sus sensaciones. Será un gran contrarrelojista”—completa el puzzle del rendimiento perfecto el trabajo de la entrenadora mental, Uxue Otxoa, el último arma del que se ha dotado la escuadra de Eusebio Unzue, que trabaja en el coco y las capacidades de Velasco. “A Velas”, dice Otxoa, “le he ayudado en técnicas de comunicación. Una cosa es la aerodinámica y los vatios, rendimiento, datos, pero luego hay que acordar con el corredor qué se quiere escuchar, de qué manera se le quiere informar del trayecto, cuándo le informo de si está rindiendo o no lo que se esperaba… Es un feedback todo el rato entre nosotros, que informe dónde se siente cómodo, dónde incómodo”.
Antes de las cronos, Velasco habla con los corredores para acordar qué información quieren recibir y cómo. “Tanto Enric Mas como Romeo quieren estar informados, y con mucha precisión”, dice. “Si no doy datos buenos, me lo echan en cara”
Otxoa preferiría que los corredores no recibieran referencias. “Siempre cuestiono darles referencias, porque si has hecho un planteamiento a unos vatios y resulta que ese día no están saliendo, entonces ya estás frustrándote… Si vas mejor de lo esperado o bien si vas peor, el cerebro genera miedo, ostras, a lo mejor he apretado demasiado en la primera parte y me voy a hundir, o, si empiezas peor, ostras, qué me pasa para que no vaya en los tiempos que en teoría estoy sintiendo. Percepción y número siempre es muy difícil gestionarlo en el momento del esfuerzo. ¿Necesito saber y tener una evaluación numérica que me esté diciendo si voy bien o mal y entonces me distancio más de la percepción?, que es lo que está pasando en el ciclismo actual, que son cada vez más robots, o ¿vamos a ir más a las sensaciones y a la percepción y quizás en algún momento puntual me den una referencia? Son cerebros muy especiales, únicos, pero si no hay diálogo tenemos peor control: las emociones, en el momento de la euforia, y la fatiga actúan de la manera que ellas quieren, y perdemos el control”.
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