Salou sufre por la falta de visitantes rusos y británicos

Salou luce perezoso en el arranque de año. Hoteles y restaurantes cerrados, tenderos más afanados en ordenar almacenes que en despachar género, y una quietud ensordecedora. Más aún desde que el ruidoso vecino que es Port Aventura echó el cierre el pasado día 9, para despedirse hasta primavera. La indolencia durante la estación fría no tendría nada de extraordinario aquí, de no ser porque la inacción lleva meses atosigando. El popular destino vacacional de la Costa Dorada ha sufrido peor que nadie los latigazos víricos. Según datos de pernoctaciones hoteleras recogidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Salou perdió en 2021 un 68,9% de los huéspedes que acomodó en 2019, el último ejercicio prepandémico. La hemorragia rebajó el negocio hotelero a 1,8 millones de pernoctaciones, muy lejos de los registros del 2019, cuando se alcanzaron los 5,8 millones.

El desplome, aunque doloroso, estaba previsto por la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Tarragona (FEHT). Su portavoz, Xavier Guardià, refiere que la causa de la contracción hay que buscarla en la incomparecencia de dos grupos de visitantes que acostumbran a ser muy numerosos. “Nos quedamos sin turismo británico y sin rusos, y tienen un peso importante”, analiza Guardià. Ese cliente que ha dejado de ir a Salou representa, además, un perfil de huésped que tiene predilección por gastar los días de asueto deambulando entre la piscina y el bufé libre. “Británicos y rusos son los turistas que más ocupación hotelera generan, sin ellos es normal que se cayeran las pernoctaciones”, indica Guardià.

Antes de la pandemia, la mitad del público que frecuentaba la Costa Dorada pertenecía a lo que se conoce como turista de proximidad. Esto es, visitante catalán o aquel que se desplaza desde otros puntos del país. Ahí entra, también, el veraneante francés. La temporada pasada, el protagonismo de este perfil de cliente creció hasta el 77%. “Disponemos de mucha oferta, y aunque incrementemos el volumen del visitante de proximidad, no compensamos la caída del turista internacional”, ha lamentado en repetidas ocasiones el alcalde de Salou (44.000 habitantes), Pere Granados. Ejerce, también, de máximo responsable del patronato de turismo.

En las recepciones de los 51 hoteles que hay en el municipio, se ha echado en falta el aporte de los turoperadores. Se trata, principalmente, del paquete que engloba a británicos e irlandeses y, de igual modo, a los viajeros rusos. “Somos el destino número uno de España para el mercado ruso”, afirma Guardià.

Salou registra una dinámica de actividad hotelera inferior a la media española. Durante septiembre, la ocupación de las plazas hoteleras del municipio alcanzó el 42,77%. En el conjunto de España, el grado de ocupación se situó ese mismo mes en el 52,23%. De media, los turistas pasaron en septiembre de 2021 en los hoteles de Salou un total de 3,34 noches por persona, según la Encuesta de Ocupación Hotelera del Instituto Nacional de Estadística.

Playa de Llevant, en Salou.
Playa de Llevant, en Salou.Josep LLuis sellart

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La esperanza es que el año nuevo traiga un cambio de tendencia. “Las reservas para 2022 van a buen ritmo, según nos trasladan algunos turoperadores; además, habrá alguna nueva ruta de vuelos, desde Reino Unido, que llegan a Reus”, avanzó Pere Granados a finales del año pasado, tras un encuentro con la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Las reservas anticipadas de la nueva línea aérea Reus-Bristol auguran la recuperación del mercado turístico británico. La compañía JET2 ha vendido el 30% de plazas de los vuelos de abril, cuando empezará a operar desde el aeropuerto de Reus, y TUI el 31% de las plazas disponibles entre mayo y octubre.

El patronato de turismo de Salou ha aprobado un presupuesto de 2 millones de euros para 2022. Se prioriza la promoción en mercados que han representado “un alto grado de fidelización”. El propio organismo los desglosa: Francia, Irlanda, Holanda, Benelux, Reino Unido, Polonia, Ucrania, Rusia y los países del Este.

Una de las directrices del ente alude a la “desestacionalización”, un objetivo que se ha convertido en recurrente, cada vez que Salou aborda estrategias turísticas. Caso parecido se da en Lloret de Mar. El análogo refugio vacacional de sol y playa, en la Costa Brava, también busca cómo recuperarse de los achaques del virus. En su caso, la caída de las pernoctaciones hoteleras durante 2021 fue del 66% en comparación con 2019. El INE refiere que Lloret descendió de los 5,3 millones de pernoctaciones, a 1,7 millones. “La primera mitad del año pasado fue inexistente a nivel turístico. Nos perjudicó, porque hace tiempo que diversificamos y, con ese parón, perdimos turismo deportivo, turismo sénior y turismo de congresos”, detalla Jaume Dulsat, alcalde del municipio y vicepresidente del patronato de turismo de la Costa Brava. Asegura que, al llegar la temporada alta, “se trabajó básicamente con visitante de proximidad, que es muy valorado, pero que hace estancias más cortas que el internacional”. El análisis de Dulsat muestra una foto muy parecida a lo que se argumenta desde Salou. “Si quien te visita viene de lejos, más tiempo se queda”, indica.

Qué escenario deparará la temporada 2022 es una incógnita, “no tengo una bola de cristal”, dice, pero confía en qué se note una mejoría. “El verano del 2020 fue un completo desastre, el año pasado dimos un paso adelante. Esperamos poder recuperar mercados y continuar con la progresión, pero quién sabe qué variantes nos esconde aun el virus”.

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