Sánchez no se da por satisfecho con el comunicado del rey emérito: “Les debe una explicación a los españoles”

El comunicado del rey emérito, en el que se limita a “lamentar sinceramente” el escándalo producido por las informaciones sobre su fortuna opaca en el exterior, no fue negociado con La Moncloa. El Gobierno solo fue informado unas horas antes “del sentido, no del contenido” de la carta que se hizo pública ayer. Así lo ha explicado el presidente, Pedro Sánchez, en una conversación informal con la prensa a bordo del avión que lo traslada a Letonia para visitar una base de la OTAN en Adazi con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. El comunicado, en el que no ha participado, no satisface las expectativas del Gobierno. De hecho, el presidente, en tono serio, ha señalado después de leer ese texto que el Rey Juan Carlos aún “les debe una explicación a los españoles”. “Acusamos recibo”, ha señalado sobre la carta, “pero lo que no es de recibo son las informaciones que hemos conocido en este tiempo, que son decepcionantes”.

Una vez más, Sánchez ha sido el más duro de todo el Gobierno con el emérito, y ha ido más lejos que todos sus ministros. El presidente ya ha señalado en varias ocasiones que le producían el mismo malestar que a todos los españoles las informaciones sobre los escándalos de Juan Carlos I. Y de nuevo, después de la carta del rey emérito en la que por primera vez hace una mención muy indirecta al asunto y apunta un amago de petición de excusas, pero sin ningún tipo de explicación, Sánchez ha insistido en que él espera más, sobre todo una aclaración pública de su conducta del que fue jefe del Estado de España durante 40 años. “El rey [emérito] tiene que aclarar todas las informaciones que hemos ido conociendo y que recoge el informe de la fiscalía, que retrata una serie de conductas”, ha rematado.

Ante la insistencia de los periodistas, Sánchez ha señalado que él no es quién para decir cómo se tiene que hacer esa explicación, porque eso corresponde a don Juan Carlos o a la Casa del Rey, pero sí ha dejado claro como posición política que él cree que habría que hacerlo. En lo que tampoco se mete el presidente es en la posibilidad de que el rey emérito vuelva a España, porque cree que eso sí es una cuestión “que deben hablar entre los dos reyes”, esto es Juan Carlos I y Felipe VI.

Más de un año después de que Sánchez anunciara que habría reformas para hacer más transparente la Corona, no se ha propuesto aún ningún cambio legal, pero Sánchez ha explicado que eso no depende solo de La Moncloa sino también de la Casa del Rey y que cuando haya novedades se informará.

La agenda de Sánchez en este momento está centrada en la guerra en Ucrania y sus consecuencias políticas y económicas, y este viaje es una prueba evidente. El presidente quiere demostrar que España mantiene su compromiso con la OTAN y ahora cree que la cumbre de junio en Madrid puede ser histórica, porque llegará en un momento decisivo para la Alianza Atlántica. Pero mientras Sánchez busca reforzar la apuesta por la OTAN y aumentar el peso de España en un momento convulso, en la esfera interna Podemos insiste en rechazar el envío de armas a Ucrania. Aún así, después de intensas gestiones del propio presidente y de la vicepresidenta, Yolanda Díaz, el partido de Ione Belarra ha rebajado muchísimo sus críticas.

Sánchez ha admitido esas gestiones y ha reconocido que Podemos “rebajó” las críticas el lunes, por lo que da por cerrada la crisis. En cualquier caso, el presidente insiste en que “la mayoría social en España está con el Gobierno y tiene claro quién es el agredido y quién el agresor” en la ofensiva de Rusia en Ucrania y sobre todo ante una amenaza tan grande como la de Vladímir Putin, que “intenta cambiar el orden internacional”, las diferencias que pueda haber entre los partidos en España se quedan muy pequeñas.

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El gran cambio de escenario internacional y la crisis económica que provocará la guerra en Ucrania modifican por completo el panorama político, pero además hay otra novedad muy relevante, que es la crisis de liderazgo en el PP y el ascenso de Alberto Núñez Feijóo. Para Sánchez aún es una incógnita qué tipo de oposición hará el presidente gallego. En el PSOE no se fían de las llamadas a la moderación ―aunque Sánchez ha dicho que “se agradece que diga que no viene a insultar”― y están esperando la primera decisión clave de Feijóo: el Gobierno en Castilla y León con Vox.

El líder gallego está dejando caer que esa es una cuestión en la que tendrá libertad Alfonso Fernández Mañueco, el presidente regional, pero La Moncloa y el PSOE le atribuirán cualquier decisión al propio Feijóo. Sánchez ha explicado que la investidura en Castilla y León llegará cuando el barón gallego ya sea presidente del PP, y por tanto políticamente será su primera gran decisión. “Se acaba el tiempo de la ambigüedad y llega el tiempo de la concreción. Ahora se verá si por primera vez meten a la ultraderecha en el Gobierno. Espero que reconsidere la oferta del PSOE de hacer un cordón sanitario. Más allá de esta idea de un PP descentralizado, Feijóo tiene que fijar posición”, ha insistido.

Sánchez aún no ha hablado con el futuro líder del PP “por una cuestión formal” pero está listo para hacerlo en cuanto se pueda y sobre todo para buscar un acuerdo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial. “Al final Feijóo tendrá que resolver los temas fundamentales del PP, que son la lucha contra la corrupción y la relación con la ultraderecha”, ha resumido. Esto es, La Moncloa y el PSOE esperan la formación de gobierno en Castilla y León para desactivar la imagen de moderación que acompaña al barón gallego.

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