“Si EE UU bloquea la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de una caída sobre Europa?”

Los cuatro astronautas estadounidenses, dos rusos y un alemán que en estos momentos viven juntos a 400 kilómetros sobre la Tierra en la Estación Espacial Internacional (ISS) pueden convertirse en las víctimas colaterales más inesperadas de la guerra en Ucrania.

“Si EE UU bloquea la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de una salida de órbita descontrolada o una caída sobre EE UU o Europa?”, ha amenazado Dimitri Rogozin, director de Roscosmos, la agencia espacial rusa.

EE UU y Rusia llevan casi 25 años cooperando en este puesto avanzado espacial, en el que también participan la Agencia Espacial Europea, Canadá y Japón. Ayer, el presidente de EE UU, Joe Biden, anunció una nueva serie de sanciones a Rusia que, entre otras cosas, “degradarán su industria aeroespacial, incluyendo el programa espacial”.

La respuesta rusa por boca del jefe de Roscosmos —periodista, filósofo, experto en teoría de la guerra, antiguo embajador ante la OTAN y exvicepresidente del país— ha sido incendiaria: “También existe la opción de que una estructura de 500 toneladas caiga sobre India y China. ¿Quiere [el presidente Biden] amenazarlos con tal perspectiva?”, ha escrito Rogozin en Twitter.

La tensión entre Rusia, EE UU y la UE puede tener importantes consecuencias para la exploración espacial. En 2014, tras la invasión rusa de la península ucrania de Crimea, la NASA envió una directiva a todos sus empleados para que suspendiesen todos sus contactos con sus homólogos rusos. La agencia prohibió viajar a Rusia a todos sus empleados. Rogozin fue castigado con la prohibición de entrar en EE UU. La UE hizo lo mismo y paralizó todas sus cuentas en los países de la unión.

Tras las declaraciones de Rogozin, la NASA ha asegurado que la cooperación con Rusia en la ISS seguirá intacta. A pesar de las nuevas sanciones económicas “la cooperación civil en el espacio entre rusia y EE UU seguirá en marcha”, ha dicho un portavoz de la NASA a la CNN. La agencia “continúa trabajando con sus socios internacionales, incluido Roscosmos, en la operación de la ISS”, ha añadido.

Hasta el momento, EE UU y Rusia habían dejado a la estación espacial fuera del combate político y las sanciones económicas. El antecedente más claro fue la invasión rusa de Crimea en 2014. A pesar de las sanciones de EE UU, la ISS siguió operando con normalidad. Los astronautas estadounidenses siguieron volando en las naves rusas Soyuz y las operaciones en la ISS no se vieron afectadas.

En noviembre de 2021 Rusia hizo añicos unos de sus satélites disparándole un misil. Los restos del artefacto, peligrosos como metralla, amenazaron seriamente a la tripulación de la ISS, que tuvo que despertarse de emergencia. EE UU se quejó formalmente ante Rusia por esta maniobra, pero las relaciones no se rompieron.

Pero la ISS tiene un futuro incierto. El año pasado Rusia advirtió de que si EE UU no levanta sus sanciones —espacialmente de componentes electrónicos para naves y satélites que lastran el progreso de las misiones rusas— no renovará su compromiso de colaboración en la ISS en 2025. EE UU quiere continuar con el proyecto al menos hasta 2030 y probablemente más allá.

La guerra en Ucrania puede afectar profundamente al programa espacial de EE UU, Rusia y también al europeo. Hasta hace pocos años EE UU solo podía enviar astronautas al espacio a bordo de naves rusas Soyuz. Pero desde 2020 este país ya dispone de una alternativa: las naves privadas de Space X, la empresa del multimillonario Elon Musk, en las que también compran plaza los astronautas europeos. No obstante EE UU sigue usando puntualmente naves rusas. Francisco Rubio, piloto de helicóptero y astronauta de EE UU, tiene previsto llegar a la ISS en septiembre a bordo de una Soyuz. Del mismo modo Rusia tiene intención de usar las naves privadas de SpaceX para enviar cosmonautas a la estación, según The Verge.

Europa también depende mucho de la tecnología rusa en el espacio. La Agencia Espacial Europea usa habitualmente cohetes Soyuz para lanzar misiones no tripuladas al espacio, como sucedió con el telescopio espacial Cheops en 2019. En abril está previsto que un Soyuz ponga en órbita dos satélites Galileo, el sistema de navegación desarrollado por la Unión Europea. La ESA y Roscosmos también colaboran en la misión de exploración robótica de Marte Exomars, un programa que ha tenido un coste de 1.300 millones de euros y que tiene previsto lanzar su robot para buscar vida en el planeta rojo entre agosto y octubre de 2022.

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