Un autogol ruso clasifica a Croacia para el Mundial
Toda la tensión afloró en un final épico, después de un partido disputado bajo una cortina de agua y sobre un terreno de juego anegado, una charca en la que Croacia y Rusia se fajaron para disputarse una plaza en el próximo Mundial. Ganaron los balcánicos (1-0) en medio de una empapada agonía que se describe en la actitud tras la victoria. Luka Modric, que ejerció de capitán general, clavó las rodillas en tierra y alzó los brazos al cielo antes de lanzarse alborozado sobre sus compañeros. A los 36 años se ha clasificado para Qatar para escribir allí algunos de los últimos renglones de una monumental hoja de servicio futbolística. Cerca de él, acodado en una esquina del banquillo, lloraba como un niño el seleccionador Zlatko Dalic. No se le había visto tan emocionado ni siquiera cuando su equipo se clasificó para la final del último Mundial.
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Ivo Grbic, Borna Sosa, Gvardiol, Juranovic (Josip Brekalo, min. 74), Lovren, Pasalic (Livaja, min. 74), Modric, Brozovic, Nikola Vlasic (Petkovic, min. 57), Kramaric (Josip Stanisic, min. 85) y Perisic
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Safonov, Dzhikiya, Diveev, Karavaev, Kudryashov, Dimitri Barinov, Aleksandr Golovin (Dmitriy Chistyakov, min. 56), Fomin (Danil Glebov, min. 79), Zelimkhan Bakaev (Mostovoy, min. 77), Ionov (Zobnin, min. 56) y Fedor Smolov (Anton Zabolotny, min. 56)
Goles 1-0 min. 80: Kudryashov (p.p.).
Tarjetas amarillas Aleksandr Golovin (min. 50), Fedor Smolov (min. 54), Livaja (min. 88) y Ivo Grbic (min. 92)
Croacia sólo ha faltado a un Mundial desde que en 1992 empezó a jugar como estado independiente. Qatar será la sexta experiencia para un país que solo pasó en blanco la cita de Sudáfrica, en 2010. Se le complicó el billete al caer en el primer partido del grupo en Eslovenia y, sobre todo, cuando la temprana defunción de eslovenos y eslovacos, convirtió la clasificación en un mano a mano contra Rusia, que tras la llegada de Valeri Karpin a los mandos el pasado verano se ordenó para convertirse en un rival apenas descifrable.
Esa fue la Rusia que sólo se cayó con un gol en propia meta a diez minutos del final, un accidente que define lo imprevisible del fútbol. Croacia les había sometido, les encerró y les propinó una tunda monumental, no tanto de juego porque el barrizal no permitía alardes, como de intensidad y vigor. Se embotelló Rusia, dominada en todos los sentidos, pero aliviada por la incapacidad de su rival para encontrar posiciones claras de remate. Lo intentó Brozovic, que no dejó de aportar pulmones en la medular, varias veces desde lejos. Pudo marcar Pasalic, que colocó un testarazo en las manos del meta Safonov con toda la portería a su disposición. No acabó de dar soluciones el delantero Kramaric, al que luego acompañó un fortachón, Petkovic, para sacar fruto del bombardeo lateral al área rusa.
Resistieron los rusos el asedio, sin argumentos para pasar al campo contrario. Hasta 20 remates conectaron los croatas antes de que las fuerzas y la moral empezasen a flaquear. Y fue ahí, cuando seguía el fuego cruzado de flanco a área, el momento en el que un centro que se paseó ante tirios y troyanos acabó golpeando en la tibia de Kudryashov, un veterano zaguero siberiano que reengancha en la liga turca tras pasar por un sinfín de destinos de la competición rusa.
El hombre estaba acalambrado y se perfiló mal, la pelota resbaló sobre la laguna de Split, la ciudad en la que se forjaron los primeros ultras del fútbol europeo, un escenario bullicioso que ya empezaba a flaquear ante la impotencia rematadora de Croacia. Kudryashov no pudo evitarlo. El centro de Borna Sosa, joven e hiperactivo lateral izquierdo del Stuttgart, le golpeó entre la tibia y la rodilla derecha y la pelota se disparó hacia el palo. El meta Safonov la tocó, pero su desvió ajustó aún más el esférico al palo. Los croatas tardaron uno o dos segundos en salir de la perplejidad. Un gol en propia puerta les había clasificado para el Mundial. Rusia jugará la repesca.
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