Un juez ordena a la EAE devolverle el dinero a una estudiante por “engañarla” con un máster

La ley del más fuerte no es absoluta ni definitiva. Ese es el caso de una estudiante española de 42 años, que partía desde la posición más débil y ha ganado una demanda en contra de la Escuela de Negocios EAE, perteneciente al poderoso Grupo Planeta, tras un “engaño”, según sus palabras, que sufrió al matricularse en uno de sus másteres. Le vendieron un curso semipresencial que terminó siendo únicamente a distancia, online. Las “clases presenciales” eran solo para aclarar dudas. “Una porquería de modalidad”, en palabras de la afectada. La escuela de negocios ahora deberá devolverle todo el dinero pagado. “Creo que hay mucha gente afectada, igual que yo, y en cuanta más gente sepa esto tal vez más personas se sientan en la capacidad de contestar y luchar”, dice a este periódico.

La historia de S. P., como se le identificará por confidencialidad, inició en diciembre de 2022, cuando se matriculó en el Máster Propio en Dirección Comercial en la modalidad blended, es decir, semipresencial. Una parte se realizaría online y otra de manera presencial en las instalaciones de la EAE en Madrid. El máster, originalmente y según la empresa, costaba 11.200 euros, pero tras una beca concedida, quedó en 6.960 euros, de los cuales la mujer abonó 1.740. Restaban 5.220 euros que se pagarían en tres mensualidades posteriores. “Cuando me contactó el reclutador me explicó un poco en qué consistía y demás, y yo estaba buscando un poco tener un curriculum más completo por algún movimiento laboral. Y me pareció bien”, recuerda la mujer de 42 años.

El curso inició en febrero de 2023, casi dos meses después de la firma del contrato, y en ese momento sus expectativas se vinieron abajo. No era lo que esperaba y a los tres días de iniciar se lo comunicó a la escuela en un correo electrónico, que también viene recogido en la sentencia del 4 de julio, a la que ha tenido acceso este periódico. “Es como si yo te dijera: Esta es la carrera de medicina, te mando los libros, estúdiatelos y el viernes tienes que operar un paciente”.

Cabe resaltar que la escuela solo otorga a los alumnos 15 días para darse de baja después de matricularse, aunque casi siempre ese tiempo de gracia las clases todavía no han empezado. Pero la mujer no pidió darse de baja, solicitó directamente la cancelación del contrato por incumplimiento. “Esa modalidad de estudio me pareció una porquería, y encima, con la cantidad que costaba el máster, decidí no continuar”.

No hizo el máster ni pagó lo que faltaba, y ese fue el inicio de una persecución de pago. “Me persiguieron con llamadas, mails, y ya no solo por su parte, sino con terceros, con estas empresas que se dedican a cobro de deudas, me mandaban mensajes. Fue una persecución un tanto desagradable”, narra la mujer por llamada telefónica. Más de año y medio después, fue demandada por el impago.

Envió una contestación e interpuso una contrademanda, la cual ha salido a su favor. “La lectura de la cláusula hace pensar que las sesiones presenciales ofrecidas son formativas y no de resolución de dudas. De ser así, si un alumno no tuviera dudas, equivaldría a que dichas sesiones presenciales no existirían (…) Si las sesiones presenciales solo son para la resolución de dudas, debería haberse indicado de forma expresa”, se lee en la sentencia. La EAE ha confirmado a este diario que ya ha sido notificada de la decisión del juzgado y que no se referirá al respecto.

Todo lo que gira al rededor de un máster propio, incluyendo la calidad, no es revisado ni investigado por ninguna entidad externa que no sea la misma empresa privada, según contó EL PAÍS meses atrás. Y no es poca cosa. En Madrid, más de la mitad de los títulos universitarios que se ofertan no tienen una verificación externa de calidad. Tampoco se ven sancionados por problemas o sentencias como esta, ya que no deben darle cuentas a nadie.

Drama tras drama

No es la primera vez que la escuela de negocios de Grupo Planeta se ve envuelta en un escándalo por faltar a su palabra. El más conocido —y el más grave— es el caso en el que se han visto afectados casi 800 estudiantes de costosos másteres. Les prometieron y pagaron por un título de la Universidad Rey Juan Carlos que nunca recibieron. Hoy, hasta cinco años después de haberse graduado en algunos casos, esos cientos de profesionales siguen esperando su diploma. Otros, decidieron negociar con la universidad y recibir una indemnización de 3.000 euros a cambio de que se olvidaran de ese título. La EAE sostiene que el problema se dio por “fallos administrativos”.

Tampoco es la primera vez que la EAE es condenada. En abril de 2024 la escuela se vio obligada a devolver a un estudiante el dinero pagado por un máster que no pudo realizar por problemas de salud, concretamente por una agravación de la enfermedad de Crohn, una patología de curso crónico que causa inflamación en el tubo digestivo. En este caso, la empresa de enseñanza privada defendía que “no había razones de salud que le impidieran realizar el curso”, valorado en varios miles de euros, pues la enfermedad era “preexistente”. Por ello, reclamaba el cumplimiento del contrato, incluyendo el pago de los casi mil euros que le faltaban por abonar al estudiante, a pesar de que no había podido seguir la formación por un agravamiento “impredecible” de su estado de salud.

Tanto ese caso como la reciente sentencia en contra del centro de estudios, estuvo a cargo Olympe Abogados, un bufete ubicado en Valencia, pero que ya tiene experiencia en casos contra esa misma escuela de negocios. Para ellos, la sentencia es una prueba de que no siempre los estudiantes se tienen que dar por vencidos. “Hay una situación de poder por parte de las universidades privadas frente a los alumnos y estas sentencias hacen ver a los alumnos que tienen derechos y que los pueden ejecutar y les pueden dar la razón. Que no porque sea una universidad o una empresa gigante van a tener las de perder”, comenta Isaac Guijarro, director jurídico.

S. P. reconoce ahora que fue “un error” no haberse informado antes sobre la escuela. Y que si lo hubiera hecho no habría vivido todo esto. “Cuando ya tuve el problema encima y fui mirando un poco por Internet, me di cuenta de que había muchos casos así: que les reclutaban con un sistema de formación que no era la realidad y que cuando tú tienes capacidad de comprobar eso ya no tienes posibilidad de maniobra”. Y concluye con voz empoderada: “Creo que hay mucha gente afectada, igual que yo, y en cuanta más gente sepa esto tal vez más personas se sientan en la capacidad de contestar y luchar”.

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