Un vecino afectado por las inundaciones de Murcia: “Mi casa se convirtió en un río en cuestión de minutos”

La casa donde vivía Antonio, el vecino de la pedanía de Javalí Viejo (Murcia, 2.300 habitantes) que la madrugada de este lunes ha muerto a consecuencia de las intensas lluvias, está reducida a escombros. Buena parte de sus paredes se han venido abajo. El agua atravesó la vivienda, de planta baja, arrasando con todo, también con la vida de su ocupante, y lo arrastró unos 300 metros. Tenía 58 años —no 62, como difundió el Ayuntamiento en un primer momento— y vivía solo, y sus vecinos, 12 horas después del suceso, se estremecen pensando que podrían haber corrido la misma suerte. Así le ocurre a su tocayo Antonio, que explica consternado que no deja de dar vueltas a lo que les podría haber pasado a él y su mujer de no haber dejado abiertas las puertas de su patio y su comedor, que “en cuestión de minutos”, “se convirtió en un río” en torno a la 1.30 de la madrugada de este domingo. “Fue visto y no visto, media hora que se hizo eterna. Salimos por la terraza y eso es lo que nos salvó la vida”, comenta entre sollozos.
Una vez a la semana acudía a la casa del hombre que ha resultado ahogado su sobrina, María del Mar, para ayudarlo con las tareas del hogar. La mujer se ha enterado la mañana de este lunes del trágico desenlace de su tío, cuyo cadáver han encontrado los bomberos a unos 300 metros de la casa, cuando acudía al inmueble. “El agua se lo llevó todo por delante. Él tomaba medicación, así que pensaba que no habría sufrido, pero me han dicho que pidió auxilio y no pudieron hacer nada por él”, ha contado a Onda Regional de Murcia.
La casa o lo que queda de ella se ubica en la calle San Nicolás, junto a la que discurre una rambla que, en ese punto, hace una curva y se estrecha. Además, la vía no tiene salida, y eso agravó la situación. La imagen cuando el sol ya brilla con intensidad es dantesca: un lodazal repleto de enseres y coches amontonados, escombros y cascotes que los servicios municipales se esfuerzan en levantar y recoger.
Según el balance del Servicio de Emergencias Móvil y Atención Social del Ayuntamiento de Murcia (SEMAS), 38 viviendas han quedado afectadas en diferentes grados, y al menos dos de ellas, en estado de ruina; deberán ser demolidas. Una de las afectadas por las riadas, María del Carmen, no puede evitar las lágrimas al hablar del horror vivido anoche: “La puerta explotó por la presión del agua, la cochera se llenó de agua completamente. Nos subimos a la terraza y a los dos segundos se cayó el muro del patio. Fueron dos segundos. Los bomberos han tenido que sacarnos desde arriba”, cuenta con la voz entrecortada.
Como ella, son muchos los vecinos que están recibiendo atención psicológica por parte de voluntarios de Cruz Roja y de trabajadores del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) y al menos 29 familias (81 personas en total) han sido desalojadas y trasladadas a casas de familiares. El Ayuntamiento ha dispuesto también habitaciones de hotel, aunque solo tres familias han optado por usarlas.
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Una de las desalojadas es Leyla, que estaba durmiendo con su marido y sus dos hijos cuando se produjo el episodio. “El agua entró a borbotones. Lo tenemos todo destrozado, es todo barro. No tenemos absolutamente nada”, exclama. Asegura que en otros episodios de lluvias torrenciales había entrado algo de agua en su patio, pero jamás con esta violencia.
La coordinadora del dispositivo de atención psicosocial de Cruz Roja, Rosa Celdrán, explica que el desasosiego por la sensación de haberlo perdido todo es ahora el sentimiento mayoritario al que se enfrentan los vecinos, que están todavía “muy consternados, con mucha ansiedad” por los momentos de absoluto pánico que han vivido esta madrugada.
El barrio afectado está formado por viviendas en su mayoría humildes, y muchos empiezan a hacer cuentas sobre cómo saldrán adelante al haber perdido muebles, electrodomésticos y vehículos. No saben cuándo podrán volver a sus casas, lo que también genera estados de nervios y ansiedad.
Otra vecina, Josefa, culpa de estas dramáticas situaciones al mal mantenimiento de la rambla, con su curva estrechada en la zona donde se produjo el siniestro mortal. El alcalde de Murcia, José Antonio Serrano, ha asegurado que esa rambla se había limpiado hacía solo siete días. El regidor ha pedido que la población sea declarada “zona catastrófica” para que los vecinos puedan acceder lo más pronto posible a ayudas y recuperar así la normalidad.
El Ayuntamiento ha decretado un día de luto oficial por este trágico suceso y se han cancelado todos los actos oficiales que estaban previstos para la jornada de este martes. Los daños materiales, señalan desde el consistorio, tardarán todavía en poder ser valorados con exactitud, ya que a los ocurridos en Javalí Viejo se suman “numerosos incidentes” por todo el término municipal, desde desperfectos en mobiliario e instalaciones deportivas y educativas, hasta caídas de ramas y árboles, y casos puntuales de roturas del tendido eléctrico.
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