Una descoordinación judicial permite la huida de un jefe de la Mocro Mafia detenido en España
Lo que inicialmente fue un gran éxito policial se ha convertido en un fiasco judicial. Karim Bouyakhrichan, alias Taxi, considerado uno de los principales capos de la Macro mafia y, por ello, uno de los delincuentes más buscados por las autoridades de Países Bajos, está en paradero desconocido después de que se produjera una supuesta descoordinación entre la Audiencia Provincial de Málaga ―donde se le investigaba por un presunto delito de blanqueo de capitales tras su arresto― y la Audiencia Nacional ―que tramitaba la extradición que había solicitado el país europeo―, según ha adelantado la SER y ha confirmado EL PAÍS por fuentes policiales y judiciales.
Países Bajos acusa a Bouyakhrichan de ser uno de los supuestos cabecillas de la Mocro mafia, una estructura criminal cuyos integrantes son principalmente de origen magrebí que se asienta en este país y donde ha llegado a desafiar a sus autoridades con amenazas a la princesa Amalia de Orange, que tuvo que ocultarse un año en España, y el primer ministro Mark Rutte. La Mocro Mafia es señalada como la responsable de introducir en Europa ingentes cantidades de cocaína a través de los puertos holandeses de Amberes y Róterdam, pero también se la vincula con asesinatos, extorsiones y secuestros.
La detención de Taxi se produjo el pasado 10 de enero, en Marbella, cuando agentes del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) de la Policía Nacional, que llevaban cinco años tras su pista, le interceptaban en los alrededores de los juzgados de este municipio. Bouyakhrichan aseguró entonces que pretendía entregarse para que dejaran en paz a su familia. Otras seis personas fueron arrestadas en la operación, entre ellos varios testaferros españoles con los que presuntamente había blanqueado al menos seis millones de euros en la Costa del Sol.
Entonces, el Ministerio del Interior destacó que se habían bloqueado 172 propiedades, principalmente grandes mansiones de Marbella valoradas en más de 50 millones de euros; y se habían embargado 178 cuentas bancarias con tres millones de euros en saldo. La relación del cabecilla mafioso con España venía de antiguo. Un hermano suyo había sido asesinado a tiros a la salida de un pub de Benahavís (Málaga) en agosto de 2014.
Tras el arresto, el titular del Juzgado de Instrucción 4 inició una investigación contra Bouyakhrichan por el presunto delito de blanqueo de capitales cometido en España y lo envió a prisión provisional a petición de la Fiscalía. Mientras, la justicia de Países Bajos iniciaba los trámites para solicitar su entrega ante las autoridades españolas y remitía a la Audiencia Nacional una Orden de Detención Europea (ODE), un mecanismo puesto en marcha en enero de 2004 en la Unión Europea para agilizar los dilatados procedimientos legales de las extradiciones y conseguir la entrega de delincuentes en un menor espacio de tiempo.
Sin embargo, la defensa del presunto mafioso recurrió la orden de ingreso en prisión del juez de Marbella ante la Audiencia Provincial de Málaga y esta, pese a la oposición de la fiscalía, ordenó su excarcelación el pasado 18 marzo, según detallan fuentes del ministerio público. Poco después salía de prisión tras depositar una fianza de 50.000 euros y con otras medidas cautelares, entre ellas la entrega de su pasaporte y la obligación de personarse en el juzgado cada 15 días.
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La huida de Taxi se conoció cuando el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno se puso en contacto con el abogado en España de Bouyakhrichan para que que acudiera con este a Madrid para iniciar el proceso judicial en el que se debía decidir si se aceptaba la petición de las autoridades holandesas para su entrega. Fue entonces cuando el letrado informó que desconocía el paradero de Taxi y se disparaban las alarmas. La noticia de su fuga ha provocado un enorme malestar tanto en las fuerzas de seguridad española como en las autoridades holandesas.
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