Una historia de familia, entre recetas y cotilleos

A medio camino entre el libro de recetas, de historia y el diario personal Hoy caviar, mañana sardinas (editorial Espasa) cuenta la vida en Madrid, Moscú y Londres de la familia Posadas, diplomáticos de profesión. El libro, escrito a cuatro manos por dos miembros de esa familia, Carmen (Uruguay, 68 años) y Gervasio Posadas (Uruguay, 59 años), nació en 2008 para presentarse al premio de literatura gastronómica Sent Soví, que ganó, y se ha vuelto a editar 12 años después. “Este libro nos ha dado muchas alegrías. Ha tenido innumerables reediciones y se ha convertido en un long seller. No hay semana que alguien no nos escriba diciendo que lo ha leído y disfrutado”, nos cuenta Carmen Posadas, sentada en el salón de su casa, situada detrás del Congreso de los Diputados.

Y todo gracias a Bimba Mañé, madre de los autores, que tenía mucha ilusión por escribir un libro que nunca redactó, donde contar sus vivencias en Rusia, que fueron como de película de espías. “Cuando le preguntabas: ‘¿Mamá, cómo llevas tu libro?’, contestaba: ‘Antes tengo que leer las memorias de Stalin’. Meses más tarde le volvías a preguntar. ‘¿Ya leíste las memorias de Stalin?’ ‘Sí, ahora tengo que leer las de Lenin”, recuerda su hija. Y así, entre las memorias de unos y otros, la matriarca terminó por perder la suya propia, no sin antes ver terminado este libro que sus hijos escribieron utilizando sus recetas y anotaciones. Gervasio relata: “Carmen y yo nos llevamos nueve años así que hay partes que ella recordaba mejor y otras que nunca vivió, como nuestra estancia en Moscú, porque ya se había casado y se quedó en Madrid”.

Gracias a sus recuerdos compartidos y a mucha documentación, Carmen y Gervasio escribieron una aventura que arranca la España de 1965, año en que el Luis y Bimba llegaron a Madrid con sus cuatro hijos —Carmen, Mercedes, Dolores y Gervasio—, hasta 1987, cuando la familia dejó su último destino en la embajada de Londres. Durante esos 20 años, que incluyen una estancia de cinco como embajadores en Moscú, el libro reúne todo tipo de anécdotas, cenas, bodas, fiestas, encuentros (y desencuentros) con algunas de las grandes personalidades del siglo XX, desde la reina Isabel II, pasando por Lady Di o un jovencísimo príncipe de Asturias, que protagoniza con sus hermanas una de las anécdotas más divertidas del libro, cuando el matrimonio Posadas los visitan en Zarzuela para despedirse antes de viajar a Moscú. Entonces, una ponderada doña Sofía pasa un rato largo explicando la suerte que tienen con su nuevo destino y empieza a enumerar la riqueza cultural de ese país, con sus músicos maravillosos, sus obras maestras de la literatura y su prodigioso ballet, mientras don Juan Carlos se limita a comentar: “¿Rusia?”, y llevarse dos dedos en forma de pistola a la sien.

Carmen y Gervasio Posadas, autores del libro 'Hoy caviar, mañana sardinas'.
Carmen y Gervasio Posadas, autores del libro ‘Hoy caviar, mañana sardinas’.

La tradición literaria de esta familia viene en parte de su padre, Luis Posadas, que mientras estudiaba derecho ejercía de profesor de literatura en un colegio e introdujo a sus hijos en la materia a través de una peculiar costumbre: “Nos leía en voz alta. Los domingos era un clásico. Nos juntábamos en el salón y nos leía, por ejemplo, Sherlock Holmes”, recuerda Carmen. También recuerda aquella frase que le escuchó repetir en más de una ocasión: “Después de Shakespeare y Cervantes no hay nada que añadir. Nunca escribiré una línea”. Una afirmación que inquietaba a Carmen cuando decidió hacer de la escritura su profesión, que ejerce hasta hoy. “Tengo una rutina muy estricta. Me levanto a las siete, hago una tablita de gimnasia y me pongo a escribir hasta la hora de comer. A veces escribo una página, si escribo dos, me creo la reina del mambo”. Gervasio, por su parte, trabaja como director de Ámbito Cultural de El Corte Inglés, y escribe en sus ratos libres. “Es que si te gusta escribir…”. Y está claro que a los dos les gusta.

Gervasio acaba de publicar El mercader de la muerte, su quinta novela, y Carmen es autora de cuentos infantiles, ensayos, biografías y 12 novelas, la última, La leyenda de la Peregrina; alguna de sus obras ha sido traducida a más de 30 idiomas. A pesar de todo, ninguno de sus libros ha generado tanto interés como su boda con Mariano Rubio, exgobernador del Banco de España fallecido en 1999. “Cuando me casé con él todo quedó eclipsado y me convertí en la señora de. Y me encantó. Tuve un matrimonio feliz. Pero de esto hace 21 años”. Su felicidad alternó con la desdicha cuando en 1994 su marido pasó 12 días en la cárcel tras ser imputado en el caso Ibercorp, y salir en libertad condicional tras pagar una fianza. Cinco años más tarde falleció de cáncer de colón, el mismo año que también moría el padre de Carmen de un ataque al corazón fulminante. Ahora mantiene una discreta relación con el abogado Bernardo Cremades.

–Durante aquella época, ¿algún amigo le defraudó?

–No, porque si sabes qué esperar de cada uno, la gente no falla–, afirma serena.

En 1967, en El Corral de la Morería con Lucero Tena. De izquierda a derecha, Gervasio, Bimba Mañé, Lucero Tena, Mercedes, Dolores y Carmen.
En 1967, en El Corral de la Morería con Lucero Tena. De izquierda a derecha, Gervasio, Bimba Mañé, Lucero Tena, Mercedes, Dolores y Carmen.Carmen Posadas

Pero si hay algo que realmente no falla es Hoy caviar, mañana sardinas. En sus páginas se encuentran los entresijos de la boda de Carmen Martínez-Bordiú con el duque de Cádiz; la boda de la propia Carmen Posadas con su primer marido, Rafael Ruiz de Cueto, celebrada por el rito católico en una iglesia ortodoxa de Moscú —algo absolutamente inaudito—, así como la cola que se saltó la novia para dejar su ramo en la tumba de Lenin; por no olvidar los días de espionaje y aventuras que los Posadas vivieron en la “Unión Burocrática”, como la enérgica Bimba Mañé denominaba a la Unión Soviética. Por cierto, ¿qué opinó su madre sobre este libro que ella misma inspiró? “Se lo entregamos y durante mucho tiempo lo dejó encima de una mesa, sin abrir, impertérrito. Un día, al cabo de meses, anunció escueta: ‘He leído el libro’. ‘¿Y qué te parece mamá?’, le preguntamos expectantes. Y ella, impasible, contestó: ‘Yo lo hubiera escrito mucho mejor”.

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