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Una semana más antes de tomar una decisión definitiva. Pablo Casado, después de una reunión de más de siete horas con su equipo de dirección, ha accedido a trasladar la decisión sobre su propio futuro a la Junta Directiva Nacional del partido, que se reunirá el 28 de febrero. Ese órgano ampliado de dirección será el que confirme si la solución para la crisis pasa por la celebración de un congreso en el que se defina el futuro inmediato del PP.
¿De qué puede servir esta semana? ¿A quién beneficia llevar la decisión a una Junta Directiva Nacional? ¿Es posible para Pablo Casado mantenerse como líder de su partido? Javier Casqueiro, cronista político de EL PAÍS, responde a estas preguntas después de una jornada en la que distintos barones del partido han insistido en la urgencia de tomar decisiones que atajen una crisis que, en palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, les está desangrando. Eso si, ni el presidente gallego ni los otros mandatarios autonómicos de la formación que exigen ya determinaciones urgentes, ni siquiera la madrileña Ayuso, han expresado pública y abiertamente que el único camino que queda ahora por concretar es cómo y cuándo se convoca el congreso extraordinario para definir el nuevo liderazgo. Feijóo no quiso hablar este lunes de esas citas o propuestas orgánicas ni de su papel en esa solución. “No ha tomado la decisión, le estamos presionando, pero las posibilidades están otra vez al 50% sobre si se atreve a presentarse y arriesgar su cómoda situación actual”, comentan fuentes de la cúpula popular próximas al dirigente gallego. Lo único que comentó al respecto fue: “Yo no vengo a hablar de mí, sino del PP y de España”. Los barones consultados, sin embargo, sí están pensando ya en la fecha de ese congreso extraordinario y en cómo debería formarse la gestora transitoria que tendría que organizar neutralmente el evento, informa Javier Casqueiro.
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