Votar desde Madrid sin la esperanza de volver

Diego Maurín, delante de la oficina de Correos desde donde ha enviado su papeleta, en Madrid.
Diego Maurín, delante de la oficina de Correos desde donde ha enviado su papeleta, en Madrid.Olmo Calvo

Diego Maurín, de 24 años, envió este lunes su papeleta con destino a Benavente, Zamora. Este ingeniero de Telecomunicaciones, que estudió en Valladolid y consiguió una beca para trabajar en Madrid, solicitó el voto por correo para apoyar a una opción política que intente que “los jóvenes que crecen allí puedan tener mejores opciones de futuro”. Él es una de las 51.054 personas que han pedido participar a distancia en las próximas elecciones del 13 de febrero, un 40,2% menos que en los comicios de Castilla y León de 2019, cuando fueron 85.324, según los datos de Correos. Maurín critica una campaña orientada a “la carrera por La Moncloa”, en lugar de a los problemas autóctonos de Castilla y León, muchos de los cuales provocan la sangría de talento joven de la comunidad. Otros entrevistados se quejan de que “gobierne quien gobierne”, la despoblación permanecerá.

Las aspiraciones profesionales y personales de Maurín complican que este joven quiera volver a su lugar de origen. Su idea es desarrollarse en Madrid, donde reside desde hace unos meses. Y, a medio plazo, empadronarse en la capital si consigue un contrato de trabajo tras las prácticas. Este ingeniero cree que “para cuando el problema de la despoblación se ataje”, él ya tendrá su vida asentada fuera. Pero ha querido participar en las elecciones para que las generaciones futuras tengan un abanico de posibilidades, tanto de empleo como de servicios, muy superior al suyo. Aún así, Maurín se muestra desesperanzado ante la campaña electoral: “Me parece que los candidatos son unos falsos porque esgrimen el tema de la España vaciada cuando lo que les interesa es el campo de batalla nacional”.

Castilla y León es una de las regiones más golpeadas por el éxodo de población, con Madrid como uno de los principales destinos. Sin embargo, en 2020, año en el que irrumpió la pandemia, Castilla y León recibió más personas llegadas de otras comunidades autónomas de las que se fueron, 2.679, según los datos del INE. Una cifra que no explica por si sola la caída del voto por correo, pues la diferencia neta entre las personas que votaron a distancia en 2019 y las que lo han solicitado este año es de 34.270. En total, 2.094.490 personas están llamadas a ejercer el sufragio activo el próximo domingo, por lo que el voto por correo supone el 2,44%.

“Estoy desencantado con la política”, manifiesta Jorge Velasco, de 25 años, también de Benavente y amigo de Maurín. “No sabía ni cuándo había que pedir el voto por correo. Me lo ha recordado Diego. Estoy pasando de todo lo que tiene que ver con las elecciones”, añade Velasco, desarrollador de videojuegos, que llegó a Madrid con su pareja en noviembre, después de que ella consiguiese un puesto mejor como informática. Su deseo es volver a Salamanca, donde estudiaron, a largo plazo.

Estoy pasando de todo lo que tiene que ver con las elecciones”

Jorge Velasco

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Entre las razones del drástico descenso del voto por correo está la desafección por unas elecciones adelantadas por el presidente Alfonso Fernández Mañueco y que además no coinciden con las municipales. El estudio del CIS publicado este lunes muestra que, como Velasco, el 39,3 % de los castellanos y leoneses siguen con poco interés las noticias y temas relacionados con estos comicios. El 21,0%, con ningún interés. El 19,9% opina que ningún partido está planteando en campaña asuntos de interés para la región.

Como Maurín, ya hay otros que han ejercido su singular derecho al voto. La asociación Jóvenes de Castilla y León escenificó este sábado una votación con una urna ficticia en la Puerta del Sol. La plataforma lucha contra el éxodo de jóvenes que emigran desde su comunidad a la capital. “Para estudiar venimos a Madrid porque en nuestros sectores es prácticamente imposible encontrar estudios de grado, así como el trabajo, posteriormente”, se quejó Silvia del Río a Efe, portavoz de la asociación, que reunió a decenas de personas en torno a la concentración.

Silvia del Río simula la votación, en Madrid, este sábado.
Silvia del Río simula la votación, en Madrid, este sábado.Gustavo Valiente (Europa Press)

Álvaro Hernando, de 24 años, sí quiere volver en un futuro no muy lejano. Trabaja en comunicación y llegó a Madrid desde un pequeño pueblo de Soria a los 18 para estudiar el doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual. “Quiero volver a largo plazo porque me siento muy arraigado al entorno natural en el que crecí y a los míos. Ayer mandé mi papeleta y, hablando con unos amigos, uno no sabía ni que tenía que haber pedido el voto por correo. El castellano y leonés no siente que esta campaña vaya con él”, sentencia.

Como Hernando, Susana Alonso, de 42 años, funcionaria de la Administración General del Estado que lleva tres años en Madrid, tambén se plantea la vuelta a Castilla y León a medio plazo. Llegó porque la plaza que le asignaron tras aprobar las oposiciones fue la capital, pero espera cambiar de destino cuando salga “una buena oportunidad”. No pidió el voto por correo porque este fin de semana iba a pasarlo allí. “Es una comunidad muy empobrecida y voto porque me preocupa. Pero tengo el sentimiento de que no harán nada salga quien salga. Vi el debate, pero como si no lo hubiera visto, no me aportó nada”, sentencia esta natural de un pequeño pueblo de Zamora. “Quiero volver porque el nivel de vida es más aceptable, la calidad de vida se lleva mejor y porque tu tierra, tira”, subraya.

Respecto a los castellanos y leoneses que viven fuera de España, 160.079 residentes en el exterior estaban llamados a votar en estas elecciones autonómicas, de acuerdo con el CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes), que se cerró el 1 de octubre. Son unas 5.000 personas más que en 2019. A diferencia del voto por correo en España, el número de personas que han formalizado la petición desde el extranjero se ha duplicado: 4.127 frente a los 2.217 de 2019.

Los países desde donde más proceden las peticiones de voto son Francia (1.021), Alemania (722) y Suiza (355). En el lado opuesto, en Albania, Taiwán o Senegal solo una persona lo ha solicitado. Fernando García-Abril, de 53 años, es el votante que ha participado desde Senegal. Este epidemiólogo se mudó al país hace año y medio para trabajar en ayuda humanitaria. “He votado porque me parece un derecho y un privilegio poder elegir a mis gobernantes. La mayor parte de la población mundial no puede”, afirma.

García-Abril cuenta que la solicitud no fue complicada, aunque la recepción de las papeletas fue toda “una aventura”. Respecto a la campaña, que sigue a través de medios de comunicación y podcasts, confiesa: “En todas las campañas electorales los políticos y los partidos intentar manipular para arrimar el ascua a su sardina. Es normal, forma parte del juego democrático”.

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