Vox y el PP escenifican en Murcia el primer pulso en una autonomía donde el voto afirmativo del partido ultra no es necesario para gobernar

El PP y Vox escenifican en Murcia su primer pulso en una autonomía donde el voto a favor del partido ultra no hace falta para gobernar, a pesar de lo cual la formación de Abascal exige entrar en el Ejecutivo regional. Los resultados obtenidos el 28-M por ambos partidos arrojan distintas lecturas según se mire desde el prisma de los populares o de los ultras. Para el Partido Popular, la victoria de su candidato, Fernando López Miras —a solo dos diputados de la mayoría absoluta—, fue tan incontestable que no cabe motivo alguno para pactar un gobierno de coalición. Pero Vox defiende que consiguió en la Región de Murcia su mejor resultado de las pasadas elecciones autonómicas en los territorios donde podían condicionar gobiernos, al pasar del 9% de los votos en 2019 al 18%. De ahí que la extrema derecha exija su trozo del pastel en el Ejecutivo de López Miras, después de haberse quedado fuera de la Mesa de la Asamblea. A estas posiciones inamovibles se suma el último criterio fijado por el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que solo aceptará coaliciones en los territorios donde se necesite el voto a favor de Vox. A López Miras le basta con la abstención, por lo que la batalla podría abocar al bloqueo y la repetición electoral. “Si quieren guerra, tendrán guerra, nos vemos en Murcia”, aseguran fuentes de la dirección del PP.
Los equipos negociadores de ambas formaciones en la Región de Murcia se reunieron en la tarde de este martes para intentar alcanzar a un acuerdo que no llegó a puerto. Los populares de López Miras ofrecieron a Vox un pacto programático de 88 puntos a cambio de su abstención y de que queden fuera del Gobierno autonómico. La formación ultra no aceptó las condiciones, de momento. “Estamos a tan solo dos diputados de la mayoría absoluta y no hay alternativa posible ni ninguna otra suma”, aseguró el portavoz del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea de Murcia, Joaquín Segado, tras el encuentro, y señaló que los representantes de Vox habían pedido “que les gustaría estar en el Gobierno”. “Ha sido una reunión fructífera, hemos avanzado, nos hemos intercambiado los programas y hemos encontrado muchos puntos de encuentro”, añadió el candidato de Vox en la Región, José Ángel Antelo, aunque reconoció que “a día de hoy la decisión sigue dependiendo del PP”. Sendas partes mantendrán las conversaciones en adelante.
Uno de los problemas para López Miras son las propias palabras de su jefe. Feijóo defendió el 21 de julio no dar entrada a Vox en el Ejecutivo extremeño, entonces, por una cuestión de porcentaje de voto. En ese momento, el presidente del PP consideraba válido gobernar en coalición en la Comunidad Valenciana porque en ese territorio los ultras habían logrado un 12% de los votos, pero no en Extremadura, con un 8%. En Murcia, la cifra subió hasta el 18%. Y a esas matemáticas se aferró este martes Abascal para descartar la abstención en la Región. “Eso no es posible cuando Vox ha pasado de 4 a 9 escaños y cuando tiene el 18% de los votos”, advirtió en un desayuno informativo organizado por El Debate.
Feijóo se desdijo luego sobre Extremadura al forzar a la candidata del PP, María Guardiola, a pactar otro acuerdo bajo un nuevo criterio: se dará entrada a Vox en los gobiernos en los que su voto a favor sea necesario. La misma condición que se ha impuesto a sí mismo para la cita en las urnas del 23-J. Abascal incidió este martes en que el porcentaje concitado por su formación en Extremadura, del 8%, es inferior al de Murcia. Entiende así el líder ultra que no hay una correlación entre la estrategia aplicada en uno y otro territorio por Feijóo. “Dicen que solo les hacen falta dos escaños, nosotros tenemos nueve y nuestros escaños no se dividen”, aseveró Abascal, quien aseguró continuar “con la mano tendida” pero sin aceptar “ningún chantaje”.
Los populares pretenden con su negativa a dejar entrar a Vox en el Ejecutivo de Murcia enviar un doble mensaje con la mirada puesta en las elecciones generales. Por una parte, si los ultras votan en contra de la investidura de López Miras —prevista para los días 6 y 7—, pondrán de manifiesto que son capaces de votar junto a PSOE y Podemos en lugar de permitir un gobierno “legítimo” del PP. Y, por otro lado, se reivindican como una opción de “centro moderado” y se desprenden de la etiqueta de ir de la mano de la extrema derecha, sobre todo ante los socialistas “hartos de Sánchez” que podrían darles de lado por las alianzas materializadas con los ultras en tres comunidades autónomas y en decenas de ayuntamientos, donde además han asumido parte de su argumentario. Esa es su manera de erigirse como el “voto útil” para el 23-J. “Diremos, a quien quiera frenar a Sánchez, que somos la alternativa”, sostienen en el equipo de Feijóo.
“O modifican su postura o elecciones”
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Avisan en la cúpula del PP de que “o modifican su postura o va a haber elecciones en Murcia”, donde respaldan a López Miras en su intento de no compartir gobierno con los ultras. Los populares identifican “dos corrientes” diferenciadas en Vox: una más dura, que pretende “debilitar” al PP, en la que encuadran a los dirigentes Jorge Buxadé y a Kiko Méndez-Monasterio, con la que sostienen que es más difícil entenderse; y otra más “pragmática” en la que ven a Abascal, con quien Feijóo ha hablado y se ha entendido estas pasadas semanas para los acuerdos en Valencia y Extremadura.
En cuanto a López Miras, en su gabinete ponen el acento —además de en su “holgada” mayoría—, en que el presidente en funciones ya gobernó en coalición durante la pasada legislatura con Ciudadanos y gracias a un pacto de investidura con Vox, en un Ejecutivo del que salió escaldado. El PSOE y CS presentaron en marzo de 2021 una moción de censura conjunta, que no salió adelante porque tres diputados tránsfugas de Ciudadanos y otros tres parlamentarios díscolos de Vox apoyaron a López Miras. Los ultras, por su parte, acusan a los populares de no haber cumplido el acuerdo programático en su acción de Gobierno. “López Miras quiere sí o sí un gobierno estable en solitario”, añaden desde su entorno. Guardiola también aseguraba en Extremadura que no dejaría entrar a Vox en el Gobierno y acabó allanándose. Pero la postura de Feijóo es distinta para Murcia con el propósito de dar un golpe en la mesa y aglutinar el voto el 23 de julio. A lo que se suma que desdecirse del último criterio fijado por Feijóo para las coaliciones en la Región supondría una nueva contradicción para los populares, después de la alianza en Extremadura.
Entre tanto, PP y Vox sí alcanzaron un acuerdo en Murcia para la presidencia y secretaría de tres comisiones de la Asamblea regional. Los populares presidirán dos y ostentarán la secretaría de una tercera, mientras que Vox presidirá la de Comisión de Política Territorial, Medio Ambiente, Agricultura y Agua y contará con la secretaría de otras dos. “Con las comisiones ha habido entendimiento”, indican desde el PP de Murcia, a diferencia de lo que ocurrió con la Mesa de la Asamblea, de la que Vox quedó excluida pese a estar en manos del PP su representación. Un hecho que hizo volar por los aires el entendimiento posterior para la investidura de López Miras, cuyas conversaciones se reanudaron este martes, aunque sin acuerdo.
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