Yolanda Díaz se aleja de los partidos para su proyecto de país y considera que son percibidos como un “obstáculo”

Yolanda Díaz quiere pilotar el proceso de construcción de un proyecto de país para la próxima década, pero sin presiones y con los partidos en un segundo plano. La vicepresidenta segunda, que en los últimos tiempos ha rebajado el papel de Podemos en la conformación de una plataforma para las próximas elecciones generales, ha afirmado este jueves que las organizaciones políticas son percibidas como un “obstáculo” por la ciudadanía, y ha rechazado quedarse en la “esquinita” del espectro electoral a la izquierda del PSOE, que cree “muy pequeño y marginal”. “Yo no quiero unir a la izquierda, quiero que la sociedad española sea la protagonista de un proceso imprescindible de transformación social de mi país. Y ahí quiero que esté todo el mundo”, ha manifestado durante una entrevista en Radiocable.

Díaz ha confirmado que el próximo año, una vez concluidas las negociaciones de la reforma laboral, iniciará un “proceso de escucha” con diferentes colectivos —”colegios de abogados, sindicatos de trabajadores de la construcción, de la limpieza”, ha enumerado— que la llevará a recorrer diferentes puntos del territorio y será después de esta gira cuando tome una decisión sobre “qué hacer colectivamente”. La vicepresidenta, no obstante, ha reiterado que su proyecto “no va de formaciones políticas” y ha defendido su postura: “Sé que hay gente en mi espacio que dice, ‘Yolanda es muy naíf’, no es verdad. Los partidos son una cosa muy pequeña en nuestro país y son un obstáculo hoy en la ciudadanía española. Son percibidos así”.

La titular de Trabajo ha añadido que lleva haciendo la misma apreciación desde que se dedicaba a la política en Galicia y ha extendido su argumentación contra la hegemonía de las formaciones. “Lo de los partidos ya lo veremos, son muy importantes, yo les agradezco muchísimo el trabajo, pero las construcciones sociales son de la gente y deben ser de otra manera, hay una distancia enorme [con la ciudadanía]”. Lejos de terminar ahí su reflexión, Díaz ha continuado su razonamiento. “Si yo le digo a una amiga mía, ‘vente a un debate de una organización política’, de las que yo no formo parte, por cierto, me va a decir, ‘mira, no me interesa nada’. Sin embargo, si yo le digo, vente a trabajar conmigo para un tema concreto del modelo productivo y qué hacer en la construcción en nuestro país me va a decir, ‘voy encantada’. Hay que estar en los lugares en los que están las personas y las sociedades. Yo quiero estar ahí. Ya veremos qué papel han de jugar los partidos”, ha dejado en el aire.

En esta línea, la vicepresidenta ha rechazado que el acto del pasado noviembre celebrado en Valencia junto a la líder de Compromís, Mónica Oltra; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la portavoz de Más Madrid en la Asamblea regional, Mónica García, y la política ceutí Fátima Hamed fuese un evento de partidos. Aquel encuentro, que no contó con la participación de las principales dirigentes de Podemos y en el que tampoco hubo referencia alguna a la organización, causó recelos en el partido de la minsitra Ione Belarra, que durante dos días guardó silencio y evitó apoyar expresamente a la vicepresidenta, después de que la propia Díaz afirmara que aquello era “el comienzo de algo maravilloso”.

Aunque en público la cúpula de Podemos continúa respaldando a la dirigente gallega, la formación, a través del exvicepresidente Pablo Iglesias, también ha manifestado su deseo de que el proceso se cierre “cuanto antes”, e incluso su portavoz, Pablo Fernández, abogaba el lunes pasado en rueda de prensa por concurrir ya en un “frente amplio” a las próximas elecciones andaluzas, previstas para 2022. “No me presionéis, porque si me presionan mucho me voy”, ha afirmado Díaz también este jueves. “Soy una persona normal, no me creo nada. Sé que todo es coyuntural, que hoy te quieren mucho y mañana no te quieren nada. Te pueden destruir”, ha afirmado la vicepresidenta en otro momento de la entrevista, a quien las últimas encuesta del CIS la sitúan como la líder política mejor valorada y la segunda preferida por los españoles para ser presidenta del Gobierno, por detrás del mandatario Pedro Sánchez y seguida del dirigente del PP, Pablo Casado. Entre las principales dificultades del proyecto de Díaz se encuentra la de conjugar los intereses del partido de Íñigo Errejón, Más País, con los de Podemos, formación de la que salió tras una dura pelea interna por el poder que dejó heridas todavía hoy sin cicatrizar.

Pese a todo, Díaz ha señalado que busca que en su plataforma“esté todo el mundo”, también los partidos, y se ha mostrado “segura” de que ellos querrán formar parte del proceso. “No hay nada más emocionante que poder cambiar la vida de la gente. Pero vamos a dibujar y pensemos qué queremos para España y que la gente lo haga. Los partidos son simples herramientas, no son nada más. Y han de actuar como simples herramientas”, ha advertido.

En esa línea, la vicepresidenta rechaza las etiquetas. “Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE. Le regalo al PSOE esa esquinita. Eso es algo muy pequeño y muy marginal. Las políticas que despliego son transversales (…) Yo no trabajo y nunca lo he hecho desde la izquierda de la izquierda. Lo que me seduce es pensar un país en grande, en el que quepamos todos y todas. Un país que tiene una enorme potencialidad y que puede ser cambiado”. Las palabras de Díaz iban también dirigidas a Sánchez, cuando abogó por que hubiese un ”proceso de unión” de los partidos situados a la izquierda de los socialistas. “Este presunto regalo que nos pretendieron hacer, ‘usted quédese en la extrema izquierda’. No la quiero. Yo trabajo para la mayoría social y las etiquetas me parece que a veces complican la vida”, ha afirmado contundente.

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